por Marcelo Calvente
Fue justamente en la temporada 90/91, aquella del retorno fugaz de Lanús a la primera división con Miguel Ángel Russo, que en la Argentina comenzaron los torneos cortos que a punto están de concluir el próximo semestre. Para variar, el inicio fue con un error de apreciación, puesto que Newell‘s, y Boca fueron considerados ganadores del Apertura 1990 y del Clausura 91 respectivamente, quienes definieron con partido de ida y vuelta resultando campeón el equipo rosarino. A partir del año siguiente cada torneo tuvo su campeón, y fue River el que de destacó a lo largo de esa década, obteniendo 8 títulos (6 Apertura y 2 Clausura) seguido de Boca y Vélez, con 4 títulos cada uno, Newell’s y San Lorenzo ganaron dos cada uno y el anuncio de lo que se venía en Independiente, que ganó uno solo. La siguiente década arrancaría con un milagro: Racing Campeón del Apertura 2001 del país que estallaba. Un año después Independiente ganaba su último título nacional. La supremacía de los grandes se viene apagando. Newell’s, Vélez y Estudiantes, que siempre estuvieron de la mitad de la tabla para arriba, siguen sumando títulos, e incluso algunos que eran bien de abajo como Lanús, Banfield, Argentinos y hasta el mismísimo Arsenal, el sidecar de la moto de Grondona, se anotaron también cada uno con una conquista.Para encontrar una definición entre dos punteros hay que remontarse al año 2006, con Lanús como notable protagonista venciendo a Boca en la Bombonera por la última fecha del Apertura 2006, postergando su sueño de conquista nunca alcanzada y convirtiendo en trapo
decenas de miles de remeras estampadas con la palabra Tricampeón, consagración que Lanús malogró con su victoria, gesta deportiva que pasó a la historia como el Bombonerazo, la tarde que a Boca le pasó algo que jamás le había pasado: Perder un título en su cancha, vencido por un equipo “chico”. Con esa derrota Boca inauguró las finales por igualdad en el primer puesto. Tuvo que enfrentar a Estudiantes en cancha neutral –se jugó en Vélez un solo partido- y el Pincha se consagró. Un año después, un 3 de diciembre de 2007, el chico que más rápido crece le dio la vuelta olímpica en su mítico escenario Ya se había quebrado la historia de los grandes y los chicos. En el Apertura 2008 se produce la primera y única triple definición, fue entre Boca, Tigre y San Lorenzo y se decidió con un sorteo, la noche que a Sabino lo mandaron a buscar la pizza.
En los últimos años se han producido sorpresas y definiciones apasionantes. El Apertura 2009 lo ganó Banfield, que perdió en la Bombonera pero igual se consagró gracias a la timidez habitual de Newell’s, flojito de finales, que perdió con San Lorenzo en el Parque por 2 a 0. Vélez, Argentinos, Estudiantes y hasta el mismísimo Arsenal, el hijo del director del colegio, se anotaron títulos. A los grandes cada vez les cuesta más, algunos hasta descienden de categoría. Lanús peleó varios títulos, ninguno con la convicción con que este colectivo granate, con las famosas cuatro patas de la mesa, está peleando esta doble competencia de Copa y también el Torneo Inicial, con cuatro equipos que tienen chance de ganarlo y se enfrentan entre sí: Lanús (30) tiene que ganar en Rosario ante Newell‘s (30), el empate los elimina a ambos, y le sirven dos de los tres resultados posibles en Liniers. No le sirve que gane San Lorenzo (32), porque automáticamente se consagra campeón. Si empatan, el Ciclón define con el ganador de Newell’s – Lanús, si gana Vélez, es el Fortín el que va a la final.
Después de soportar varias arbitrariedades que lo perjudicaron, al llegar a la última fecha con chances de ser campeón, Lanús pide, más bien exige a los gritos, postergación de su partido como lo contempla el reglamento, algo que la conducción de la AFA había anunciado que no iba a aceptar y que ahora aceptó sin chistar. Lanús, con un equipo repleto de juveniles notables había eliminado a Boca y seguía con vida, jugando con pibes que se debatieron como veteranos ante los fallos de Ceballos, el árbitro rival, autor de sanciones claves que sus compañeros no supieron aprovechar. Lo de Lanús aguantando el empate con dos hombre menos durante casi 15 minutos, terminó siendo una memorable hazaña.
A partir de hoy, el deprimido San Lorenzo, que nunca estuvo a la altura del lugar de virtual campeón que de antemano le habían otorgado los medios; tanto como el empinado Vélez, que ganó los últimos tres partidos al hilo; y Newell‘s, que hace ocho que no gana, que perdió notablemente la línea de juego y sufrió demasiadas ausencias por lesión, y sobre todo desde que juega Trezeguet de titular, un típico caso de Síndrome del jugador-estatua, el mismo que padecen Boca con Riquelme, San Lorenzo con Romagnoli y Estudiantes con Verón.
Tres equipos descansarán del agobio de los últimos calores padecidos, mientras hoy por la noche un Lanús titular -que no jugó ante Boca- se dispone a enfrentar al Ponte Preta en el Pacaembú por la primera final de la Sudamericana. Estos tres equipos que definirán con Lanús el torneo inicial seguirán descansando el próximo miércoles 11 del corriente, mientras el cuarto en cuestión reciba en la vuelta al equipo de Campinas. Cuatro días después de terminada la Sudamericana, el domingo 15 de diciembre, se juega la última fecha del inicial, la que vale una estrella, a la que tres equipos llegarán bien descansados, tal vez desconcentrados o aburridos por la tensión de la espera, y el cuarto en cuestión lo hará en plena competencia, tal vez victorioso y con el ánimo por las nubes. Hoy Lanús empieza a jugar por la primera estrella, de lograr obtenerla en siete días, su brillo puede encandilar a sus rivales cuando enseguida lo tengan que enfrentar por la segunda.