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lunes, 16 de diciembre de 2013

Santo campeón

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Al final todo fue como debía ser. San Lorenzo de Almagro se quedó con el Torneo Inicial al cabo de sostener el cero en el Amalfitani, resultado al que se aferró con las pocas fuerzas que le quedaron para entregar en la fecha de cierre, apostando a la esperanza débil que el cero le otorgaba, salvavidas que dos veces estuvo a punto de naufragar en los últimos instantes de cada escenario. Primero en Liniers, donde Allione, en tiempo de descuento y con todo el arco de frente fusiló a Torrico, y el tiro le dio al arquero en la mano izquierda. Y enseguida en Rosario, donde pese al 2 a 2 final, Lanús mereció ganar y adquirir con esa victoria el derecho a definir con el equipo papal. Allí, también en tiempo de descuento, Junior Benítez, que había vuelto a mostrar destellos de su tremenda habilidad en ofensiva, hizo una de más y trató de eludir al golero local cuando tenía tres compañeros en el área chica, libres para recibir la sesión y definir el partido. Benítez dejó en el camino a Guzmán pero la pelota se le fue larga. Seguramente ayer aprendió una nueva lección, ya que Silva, Blanco y Pereyra Díaz todavía le deben estar explicando que esto es por plata y que hay que dejarse de joder. Ojalá que termine pronto con el aprendizaje, y que logre moldear el carácter necesario para el nivel en el que está jugando. Tiene virtudes que podrían llevarlo a jugar donde él prefiera. 
Pero estaba escrito, la fuerza celestial terció en favor de San Lorenzo: En un partido de
escasas llegadas Vélez fue levente superior. A los 21’ del complemento el pibe Allione probaba la milagrosa resistencia del vertical izquierdo de Torrico, y 3 minutos después Cubero se iba expulsado por un exceso de malicia al trabar con Gentiletti, una de esas típicas de Cubero que, salvo ayer, nunca le cobran. Finalmente fue empate en cero entre el que más puntos había sumado en los tres últimos partidos, Vélez -había derrotado consecutivamente a Central en Rosario, a Godoy Cruz en Liniers y a Colón en Santa Fe- y el que llegaba puntero con dos unidades más que sus tres perseguidores, el caballo del comisario, San Lorenzo de Tinelli, que en las tres últimas apenas había cosechado un triunfo y dos empates –le había ganado bien por 4 a 2 a Belgrano en el Bajo Flores, y empatado en Rafaela 2 a 2, con gran actuación de la dupla Piatti-árbitro Delfino; y con Estudiantes de local en cero y sin patear al arco. En un partido chato y con pocas emociones, un nuevo empate en cero en Liniers consagró a la visita, porque en Rosario la chapa final también fue empate (2 a 2), aunque allí claramente Lanús mereció la victoria, pese a que regaló los dos goles de su rival. A los 7’ del complemento, Pasquini, de buen partido, tuvo su minuto de terror en un tiro de esquina a favor de Newell‘s, en el que perdió insólitamente la marca de Pablo Pérez, y enseguida pifió su intento de rechazar, con la mala suerte de dejársela justa al mismo Pérez, que batió a Marchesín. Lanús lo empató en seguida con un cabezazo de Goltz, en posición adelantada no señalada por el línea. Enseguida, cuando menos lo merecía, Newell’s también recibió la bendición, y un pelotazo de Maxi Rodríguez que se iba lejos rebotó en el pecho de Izquierdoz y se convirtió en el segundo gol local. Iban 21’ del complemento, y el Grana otra vez tenía que remarla. 
Siete minutos después, atacando con enorme decisión, Lanús volvió a empatarlo, en este caso por frentazo de Pereyra Díaz tras una cesión muy precisa de Somoza. Durante los últimos 15 se observó un claro dominio del equipo que tenía más desgaste encima, con una doble competencia en la que no tuvo respiro, en la que tuvo que viajar, y en la que con la malicia habitual de la casa madre del fútbol, lo hicieron jugar las últimas dos fechas contra Gimnasia y Boca en medio de un calor infernal, con el agregado que el arbitraje de Ceballos fue vergonzosamente parcial para el equipo xeneize, ya que contó con la gracia divina de que al local le echaran dos jugadores, toda una rareza en un encuentro de semejante trascendencia… 
Sabíamos desde el comienzo que había un caballo del comisario y que lo respaldaba un doble poder intimidante: El de los medios, que maneja como nadie su nuevo dueño reelecto, y el celestial, que viene soplando fuerte desde El Vaticano. El poder, cuando es desmedido, tiene en su naturaleza un espíritu mafioso: No necesita avisar qué es lo que quiere de un árbitro, ni a que hora se debe programar un determinado partido. Con semejante respaldo, San Lorenzo se terminó quedando -con poco, con muy poco, y de manera por demás anunciada- con un Torneo Inicial tan irregular como apasionante, que por momentos lo pelearon siete u ocho equipos y que se definió en la fecha final con un atractivo doble programa simultáneo. Eso sí, programado en otro horario absurdo de calor insoportable… 
Quedó bien claro que de los cuatro que animaron la jornada final, el único equipo que quiso y debió ganar fue Lanús, que generó no menos de ocho situaciones claras para convertir, que falló demasiado en la puntada final, y que además de los dos goles propios, se marcó uno en contra y el otro a medias. Y además, Lanús fue el único de los cuatro finalistas que se mantuvo en competencia durante las dos últimas semanas, en las que conquistó la Copa Sudamericana de manera indiscutible, y sin embargo fue el que se exhibió más entero físicamente, pese a que los otros tres habían descansado los últimos 15 días previos a la fecha de cierre, postergada a pedido de Lanús con el aval del reglamento.
Finalmente el elenco del mellizo se quedó con el subcampeonato por diferencia de gol, pero nadie duda que en el semestre, principalmente por lo hecho en la segunda mitad, fue claramente el mejor equipo argentino. Lo que se vio hoy por la tarde en los dos escenarios de la definición no hace más que confirmarlo. Le tocó celebrar a San Lorenzo, que mañana viajará a  visitar a su hincha más famoso y recibirá la bendición. Al regresar al trabajo, en enero de 2014, tendrá que mejorar si quiere seguir ganando títulos, tanto como el resto de los equipos argentinos. Que Dios lo ayude. Pronto comenzará a jugarse el primer semestre del año del Mundial y no habrá más de dos posibles refuerzos por plantel. La doble competencia será el Torneo Final y la preciada Copa Libertadores de América, a la que finalmente Lanús accederá luego de eliminarse con el Caracas. El Granate pudo hacer historia y ganar los dos torneos, estuvo ahí nomás, a un gol del partido decisivo, y finalmente no se le dio. Pero de cara a lo que viene no hay forma de no considerarlo, una vez más, como un gran candidato a animar y hasta ganar una -o tal vez más- de las varias competencias que se le vienen.