Los escandalosos enfrentamientos dentro del recinto de sesiones en el HCD durante la jura de los ediles electos y el resultado de las votaciones de la ordenanza fiscal e impositiva, que vacía aún más de contenido al deliberativo local, y del presupuesto, que se ha transformado sólo en un dibujo habida cuenta de la entrega de hiperpoderes al intendente, dejaron en la oscuridad los convenios con Nación aprobados en la sesión del 4 de diciembre.
Sin debate se aprobaron tres convenios por los cuales llegarían partidas de dinero para la obra pública. El 8 de octubre se firmó la colaboración y transferencia de $3.207.775,10 con la Subsecretaría de Recursos Hídricos para limpieza de sumideros y desobstrucción de cuencas: Sarandí, Olazábal y San Martín. El 25 de setiembre se firmó el que establece que desde la Subsecretaría de Desarrollo Humano y Vivienda transferirán $29.997.686,88 para reconstrucción de pavimento de hormigón simple y pavimento asfáltico. Y el 26 de setiembre quedó establecida la transferencia de dinero desde Recursos Hídricos para desagüe pluvial de la calle Estados Unidos entre Gral. Hornos y Don Orione, por un monto de $5.989.115,82. Todos se convalidaron en la sesión del día 4.
Se convalidaron además el convenio de red cloacal con AySA S.A. para el barrio Eva Perón y el acuerdo marco con el Tribunal Descentralizado No.2 de la provincia de Bs. As para “acciones tendientes a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos del municipio de Lanús”(?).
Cabe señalar también que se crearon cuatro cargos nuevos, entre ellos el de “director de cultos”, cuyas funciones y misiones serán fijadas a futuro. Como siempre, primero se crea un
cargo para pagar acuerdos políticos y después se fijan -¿se fijan?- las funciones a desempeñar. ¿Será necesario que alguien en el municipio tenga acción sobre las actividades de los cultos en el distrito? Respóndase usted, amigo lector.
Los tres convenios para obras están redactados en Nación y según algunos técnicos “están muy bien hechos”. La clave para que lleguen esas partidas es el comienzo de la ejecución de las obras en un tiempo establecido en el documento: si las obras no están comenzadas el dinero no llega y el convenio se cae, por lo cual es muy importante que los concejales controlen si se cumplen los tiempos establecidos en cada uno de ellos. Obviamente, deberán controlar si ese dinero se gasta como corresponde, si no se pagan valores exorbitantes a las tercerizadas que pudieran hacer las obras y si se cumplimentan estos contratos.
Como ya es muy poco lo que llega al HCD porque todo se maneja desde el Ejecutivo sin consulta -avalado por los poderes que el oficialismo y sus aliados le cedieron al intendente- llega un período en el que los concejales deberían acompañar a su pedido de informes el hecho de ir a buscar personalmente esa información. Como Lanús está primero en el ranking de normativas incumplidas o distorsionadas, los pedidos de informes se convirtieron en un papel sin valor, que los funcionarios con cargo del municipio “se olvidan” de responder. Y allí quedan, sin que nadie se moleste en ir a buscar los datos que se les niegan.
A lo largo de los años he escuchado reiteradamente que “ellos tienen obligación de enviarnos la información que pedimos, no tenemos por qué ir a buscarla”, como si fuera vergonzoso ir a exigir al ejecutivo lo que por derecho y obligación les corresponde: la información necesaria para efectuar el control. Si los ediles recientemente electos que se dicen opositores no asumen la correcta actitud, su función no se cumple porque no pueden concretar el control de los actos de gobierno.
Ahora que el intendente tiene hiperpoderes, van a tener que demostrar que ser concejal es más que sentarse en un despacho o compartir un café para lograr sus propios acuerdos partidarios.
Marta Santos