por Omar Dalponte
nuevospropositos@hotmail.comLas mujeres y hombres grises que buscan sumergirnos en el país de la amargura están lejos de ganar la partida. Creen que no podemos terminar bien este año 2013 y se equivocan una vez más. No se puede torcer el destino de un pueblo cuando éste ha decidido transitar el camino de la esperanza para dejar de vivir en la incertidumbre, el dolor y la miseria. Ahora, sectores de las policías de gran parte del país, si bien consiguieron por unos días inquietar a más de cuarenta millones de argentinos, no pudieron ahogar los festejos de los treinta años de democracia que sí celebramos quienes no queremos retornar al pasado. La alegría popular no pudo ser empañada en estos días y puso de manifiesto, a pesar de todo, la disposición de las multitudes para acompañar el proceso democrático transformador en marcha. Y que la memoria no se pierde con el transcurso del tiempo.
Pero somos conscientes que la sedición policial no fue un hecho casual sin importancia. El revoltijo aún continúa y la serie de episodios desgraciados, con un saldo de varios muertos, fueron planificados y ejecutados con fines que evidentemente van mucho más allá de justos reclamos salariales. Tampoco se nos escapa que la concepción estratégica del movimiento policial y de la acción del lumpenaje que arremetió con movimientos sincronizados para saquear con impunidad, tuvo su origen mucho más arriba de la institución y de los grupos marginales. Hay porciones del poder económico y financiero que no quieren ceder terreno al proyecto nacional del kirchnerismo peronista y sus aliados. Las alquimias electorales
promocionando a personajes de moda no les alcanza, porque al final son ineficaces para sus pretensiones pues, a la hora de votar, no le hacen demasiada mella al oficialismo y entonces procuran abrir camino con la violencia, la extorsión a través de una institución armada y mediante cualquier forma de apriete que sirva para perturbar, desestabilizar al gobierno nacional y atentar contra el sistema democrático. Les falta un Antonio Tejero que seguramente estarán buscando con alguna lupa gigante. En definitiva tanto la policía como esa mínima porción de saqueadores, ambos directos responsables y autores de los desmanes en este diciembre en el cual se intenta imitar a otros diciembres trágicos, no son otra cosa que instrumentos de sectores de las clases aún dominantes que defienden sus privilegios por todos los medios a su alcance. Si vamos más arriba en nuestro análisis no podemos obviar que estos movimientos con intenciones destituyentes responden también a una estrategia internacional que toma carnadura, de cuando en cuando, en acciones que apuntan a destituir gobiernos populares. Ejemplos sobran. Ecuador, Honduras, Paraguay, Venezuela, Bolivia y el propio Brasil, en esta parte del mundo, han debido soportar toda clase de embates contra sus gobiernos democráticos. De nuestra Argentina ni hablar. Los diez años de esta experiencia kirchnerista peronista no han sido, precisamente, un tiempo de tiernas caricias y amores profundos. Lástima que algunos laburantes -esto si duele- también se sumen al campo enemigo siendo funcionales a los que, en definitiva, nunca estarán al lado de los trabajadores. En síntesis: los gobiernos populares que hoy impulsan la integración nuestra americana y el progreso de nuestros pueblos molestan a los intereses de las clases dominantes nativas y por supuesto a las aspiraciones colonialistas de las potencias internacionales que mediante la guerra o la penetración cultural y económica pretenden dominarnos.
No obstante nuestros disgustos y las preocupaciones lógicas que como militantes populares sentimos ante los ataques de la oposición salvaje que ahora usó a porciones corruptas y antidemocráticas de las policías para crear situaciones caóticas, no perdamos de vista el lado positivo de la realidad y no dejemos pasar la posibilidad de disfrutar este momento que, en verdad, tiene pocos antecedentes en la historia argentina. Contra todas las intenciones destructivas que al final chocan contra el paredón de un callejón sin salida, el pueblo festejó los treinta años de la democracia. La presidenta brilló una vez más en su presentación pública el 10 de diciembre cuando conmovió con su emoción inicial, deslumbró como estadista y afirmó su condición de líder indiscutida del kirchnerismo peronista y sus aliados. Estamos tranquilos y felices. La conducción estratégica del movimiento ejercida por Cristina Fernández de Kichner está intacta y por el éxito de su convocatoria a dirigentes de otras fuerzas políticas que se sumaron a los festejos, es evidente que su capacidad y autoridad son ampliamente reconocidas.
En Lanús, el amplio y numeroso acto convocado por el doctor Darío Díaz Pérez el miércoles once pasado, también fue todo un éxito y una acertadísima decisión de nuestro intendente que consiguió reunir a todo el abanico político local con la excepción de quienes, simplemente, no quisieron compartir un momento profundamente democrático. Las puertas quedaron abiertas para todos aquellos que deseen una ciudad en paz y en camino hacia el progreso. Para mejor..para mucho mejor...Lanús salió campeón. Tenemos sobrados motivos para gozar de la vida y disfrutar de la luz del sol sobre las sombras. ¿ O no?.