Páginas

lunes, 16 de diciembre de 2013

La semana en pocas palabras

Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

La inflación volvió a acelerarse en noviembre. El IPC Congreso, calculado en base a las estimaciones de ocho fuentes privadas, capturó una suba de los precios minoristas del 2,4% mensual, el alza más pronunciada para este mes del año desde la híper de 1990. En la comparación interanual, la medición del Congreso aumentó un 26,8%, superando en 1,8 puntos porcentuales su registro de un año atrás, lo cual ubica a la inflación de 2013 como la mayor en más de una década.
El corriente año sería el noveno consecutivo con una inflación de dos dígitos y el sexto con un alza de los precios minoristas superior al 20%. De acuerdo a las estimaciones privadas, desde 2007 a la fecha, la inflación acumula en Argentina un 330%, ubicando a nuestro país entre las cuatro naciones con mayor inflación del mundo durante los últimos cinco años, un ranking que lidera Venezuela, con una suba de precios del 500%. Argentina pelea cabeza a cabeza con Irán (343%) y Bielorrusia (337%), sacándole varios cuerpos de ventaja a las inestables economías de Sudán (243%), Etiopía (242%) o el Congo (197%).
El incremento de los precios de los alimentos y bebidas explicó 1/3 de la suba de precios de noviembre, con aumentos en la amplia mayoría de los ítems relevados, encabezados por las frutas, verduras, lácteos, panificados, gaseosas y carnes. Además de algunos problemas puntuales de oferta (como en el caso del trigo, con impacto en los panificados y pastas), un factor que presiona sobre los precios es el deslizamiento del tipo de cambio oficial, utilizado de referencia para las transacciones internacionales de bienes, en un contexto de expectativas totalmente desancladas. A noviembre, el tipo de cambio contra el dólar aumentó un 25% interanual, con una importante aceleración a partir de junio, cuando comienza a deslizarse a tasas mensuales anualizadas superiores al 30%. En la misma línea, los precios
de los bienes también acumulan un incremento superior al 25% interanual a noviembre, con un alza mensual anualizada en los últimos tres meses similar a la tasa de devaluación.
La aceleración de la inflación representa un duro golpe al bolsillo, especialmente para las familias de ingresos medios y bajos. A lo largo de prácticamente todo 2013, pero especialmente a partir de agosto, cuando finaliza el efecto paritarias y la inflación se acelera, el poder de compra de los salarios viene presentando variaciones negativas, previéndose que finalice 2013 con un deterioro respecto a 2012.
Esta caída del salario real no sólo abona la conflictividad social, sino que dificulta cualquier intento de equilibrar las cuentas fiscales y alinear la política monetaria (la emisión) a un objetivo de inflación decreciente. Los aumentos salariales otorgados esta semana a las fuerzas de seguridad de distintas provincias podrían filtrarse, más temprano que tarde, a otros sectores de los gobiernos provinciales, sentando a su vez un antecedente para las negociaciones paritarias del próximo año, tanto privadas como de la administración central. Este escenario, claramente, reduce la probabilidad de disminuir la nominalidad con la que opera la economía, retrasa la quita de subsidios y presiona sobre las cuentas públicas.
En este sentido, según informó por estos días la Secretaría de Hacienda, en octubre el resultado primario del Sector Público Nacional fue negativo en $2.760 millones, siendo la primera vez en más de una década en que se observa un déficit primario en el décimo mes del año (habitualmente se venía registrando un déficit primario en diciembre, con el pago del medio aguinaldo). Por su parte, el resultado financiero (después del pago de intereses de la deuda) arrojó un déficit de $7.300 millones, el mayor de 2013, que sin los recursos extraordinarios provistos por el BCRA y el FGS de la ANSES se hubiera más que duplicado, trepando a $15.800 millones. Con estos datos, en los últimos 12 meses el resultado fiscal (neto de ingresos extraordinarios) se anotó 4,9 puntos del Producto, siendo el desequilibrio más elevado desde fines de la Convertibilidad, aunque ahora financiado mayormente con emisión monetaria (inflación).