por Eduardo Moltedo*
El señor concejal Emiliano Brussese, pide una dependencia policial para Gerli (ver aparte) entiendo desde la buena voluntad de querer colaborar con sus vecinos. La medida puede caer simpática, y parecer politicamente correcta, pero en la realidad no sirve para nada. El porqué lo encontramos en que cada nueva dependencia, requiere de personal interno para cubrir la guardia, la limpieza del edificio, el cuidado de los posibles presos, etcétera. Todos este personal es retirado de la calle para cumplir tareas en una nueva comisaría.Le paso a detallar al concejal, cómo funcionaba la Policia de Nueva York, en 1995, con la salvedad que seguramente ya estarán más avanzados, ya que los planes de seguridad allá los realiza la policía, y los eleva al poder politico para su aprobación. Los planes son quinquenales, no como acá que la cola corre al perro. Ese año fuimos enviados por la provincia de Buenos Aires, los comisarios inspectores, en condiciones de llegar a las más altas jerarquías, ya que era idea del gobierno provincial mejorar la capacitación de los jefes policiales. Ahí nos enteramos de que las comisarías o precintos, salvo excepciones no atendían al público, sino que tenían una guardia mínima, que distribuía los servicios en la calle y las oficinas de los investigadores. Cuando un ciudadano tenía un problema o era víctima de un delito llamaba al 911 y concurría una patrulla que en domicilio tomaba la denuncia y más tarde llevaba ese trámite a la oficina del precinto donde estaban los detectives, para seguir investigando. Tampoco había policías por todos lados, como sucede en el Gran Buenos Aires -Policia Federal, bonaerense, Prefectura, Gendarmería y alguna otra que no recuerdo-. Vivimos en un estado policial, con más inseguridad que en medio oriente.
En definitiva las comisarías no brindan seguridad, ésto lo hace el personal en la calle. El
secreto, es que a los norteamericanos les sobra la tecnología o sea comunicaciones. Con un llamado se reúnen cientos de móviles en el lugar requerido. Además el derroche de personal trasladando presos a los juzgados todos los días, quitando personal a las comisarías, lo resolvían con la declaración del detenido ante el fiscal, pero por video conferencia. El preso estaba no más de 2 horas en el precinto y luego se depositaba en la alcaidía. A nosotros despues de una década ganada, sólo nos falta volver al policía de la esquina que se comunicaba por silbato.
(*) Fue jefe de la Regional Lanús y es vecino de Lanús