por Marcelo Calvente
marcelocalvente@gmail.comLo que empezó como victoria clara y contundente, con el brillo y el floreo de varios pibes de la cantera que casi nunca tienen lugar pero que componen el famoso dos x puesto del plantel de Lanús, un triunfo consagratorio para ellos y también para el club, la exposición clara y cruel de lo que significa grandeza en el fútbol moderno, algo que nada tiene que ver con la historia. La prepotencia del trabajo planificado y paciente, a largo plazo, con espíritu y esencia formativa, el Santo Grial del fútbol argentino hoy es propiedad exclusiva de Lanús, que lo acaba exhibir en la cancha. Sus merecimientos estuvieron a punto de cristalizarse en victoria rotunda en el minuto 18 del segundo tiempo, cuando Junior Benítez, de gran partido, construyó la jugada cósmica de su vida, cortando cerca de su área y atravesando en la contra a la desordenada defensa de Boca, a máxima velocidad, quedó cara a cara con Orión e intentó definir bien pero le salió mal, le faltó el efecto que debía torcer la bola hacia adentro. Con esa gran jugada Junior era tapa de los diarios, Lanús se ponía 3 a 1 y era el fin de la historia.
El primer tiempo había sido netamente favorable a Lanús, con un dominio absoluto y rendimientos individuales muy lucidos, sobre todo de aquellos como Monteseirín, Martínez –uno de los mejores-, Pasquini, Barrientos, Valdéz Chamorro, Junior –gran figura- y el debutante de 17 años Marcos Astina, que concretó el sueño del pibe con el largamente merecido tanto granate, a los 22 de juego, mientras en el Bajo Flores se acercaba el final de un partido nacido para ser empate. El dominio granate se mantuvo hasta el final Pero se iba a los vestuarios con una seria amenaza que debió atender con más cuidado. Es que el obediente Ceballos durante el primer tiempo se dedicó a amonestar a toda la línea media local, la que está más expuesta a las infracciones porque juega en un terreno demasiado amplio. Lanús no arrancó bien en el segundo tiempo. A los 5 minutos, Blandi la encontró en el área chica y señaló el empate transitorio. Y para colmo, dos minutos después, Ortiz pecaba de torpe y caía inocentemente en la trampa de Ceballos; una vez más dejaba a su equipo con uno menos en semejantes instancias, lo mismo que más tarde Ayala, expulsado a los 36 por golpe sin pelota, un verdadero nabo, una gilada que Ceballos no dejó de aprovechar para intentar lograr su cometido de dejar sin chances a Lanús. Ni así pudieron…
Con la roja a Ortiz, Boca tenía un hombre más y la obligación de ir a buscarlo, Lanús llevaba
quince minutos de distracción defensiva, pero en una tontería de Orión, que le regaló el balón al recientemente ingresado Pereyra Díaz, que la cruzó justa para la punta del botín de Junior, estalló el delirio de la Fortaleza. Sin embargo, demasiado pronto llegó el segundo empate xeneize. Poco después Ayala se recibió de gil e irresponsablemente dejó a su equipo con 9 hombres, siempre con fallos de apreciación apuntalados con la aplicación para decidir en consonancia con los intereses del poder, un árbitro cuya designación para semejante partido era toda una amenaza, una evidente provocación más de la AFA. La cuestión es que Lanús jugó los últimos quince minutos con dos hombres menos, demasiada ventaja en el fútbol de hoy, y paradójicamente fue cuando mejor se defendió.
El final fue espectacular, los dos lo pudieron ganar. Boca con un dominio demasiado improductivo, Lanús con la amenaza de gol de un solitario Pereyra Díaz, que se debatió pero no pudo concretar. En el tramo final la pelota fue patrimonio de Boca, que tuvo tiempo y espacio para llegar a la puerta del área de Marchesín cuantas veces quiso, pero nunca encontró la manera de facturar en la red semejante dominio territorial. Quedó flotando la sensación de que de no mediar el arbitraje de Ceballos y pese a que no pudo sostener dos ventajas, Lanús lo tenía para ganar. Para Boca el empate fue una dura derrota y despedida, en cambio la multitud que acompañó al local terminó celebrando por haber eliminado definitivamente al equipo de Bianchi de la búsqueda del título, y por seguir con vida pese a todo y a todos
Postergación mediante que al finalizar el partido Guillermo exigió sin medias tintas y a los gritos ante las cámaras, seguramente todo se definirá en dos estadios, donde se enfrentarán los cuatro que aún están en carrera. San Lorenzo tiene 32 puntos y visitará a Vélez (30), por su parte Lanús (30) visitará a Newell‘s (30). Si el Ciclón consigue la victoria en Liniers, algo a las claras muy difícil, da la vuelta. Si Lanús vence en Rosario al último campeón, resultado más factible por tratarse el local de un equipo que ha empalidecido notablemente en el tramo final, al punto de haber obtenido apenas 4 puntos de los últimos 21 disputados contando a partir de la fecha 12, cuando perdió el clásico ante Central. Fecha en la que no casualmente arrancó el sueño de Lanús, que fue creciendo a medida que conseguía las 17 unidades que logró sumar en idéntica cantidad de partidos, desde la goleada a Colón en Santa Fe hasta hoy no volvió a perder, pese a la enorme ventaja que le otorgó a sus competidores por ser el único elenco argentino que asumió la doble competencia, y que jugará en tres días la primera final de Copa Sudamericana en Sasn Pablo ante el Ponte Preta.
El equipo de Guillermo Barros Schelotto sigue soñando con los dos títulos y a decir verdad tiene con qué sustentarlo. Por actitud, por decisión y por presente físico y futbolístico, en la segunda mitad de torneo fue el mejor equipo del país. No depende de si mismo, solo puede lograr llegar a una final pero le sirven dos de los tres posibles resultados de Liniers. Si el Grana gana en Rosario y hay empate en el Fortín, definirá con un choque mano a mano con San Lorenzo, si gana Vélez, la final será contra los de Gareca. El espíritu sigue bien arriba y el sueño de sumar dos estrellas sigue su curso. Hoy estaba para cerrar una victoria deslumbrante y tuvo que terminar aferrado al empate. El próximo 15 de diciembre, cuando se disputen a la vez los dos partidos, terminará esta atrapante competencia. O tal vez no, tal vez haya tiempo para ser protagonistas de un capítulo adicional aún más electrizante todavía.