por Marcelo Calvente
marcelocalvente@gmail.comDe a poco, morosamente, los hinchas granates superan la resaca de la fiesta inolvidable vivida el miércoles en la Fortaleza, y extendida a todos los barrios de la ciudad pasional y futbolera que la circunda. Fue una jornada imborrable donde el Grana presentó credenciales ante el mundo: Su hermoso e imponente estadio colmado, pasión desbordante en las tribunas, hombres y mujeres con banderas, con disfraces, niños felices colgados del alambrado y ancianos que lagrimean de emoción; fuegos, colorido y papelitos, todo en un marco de paz y respeto, fueron el escenario de lujo para que Lanús obtenga la Copa Sudamericana, competencia de la que fueron parte Peñarol, San Pablo, Cerro Porteño, Colo Colo, Blooming, Emelec, Atlético Nacional, entre otros grandes del continente, y los argentinos River, Racing, San Lorenzo, Vélez y Belgrano. El elenco granate fue un claro y aplastante campeón, que en diez partidos jugados ganó siete, con dos empates -River de local y el Ponte Preta en San Pablo- y la única derrota, en Chile ante la U, con bochorno arbitral en el medio, un flagelo que últimamente azotó por demás al equipo de Guillermo, pero no alcanzó para bajarlo de la Copa y, por ahora -ojo el domingo- tampoco del Torneo Inicial.
En una definición inédita e histórica, este domingo se enfrentan los únicos cuatro equipos que pueden ser campeón: Newell’s (30) recibe a Lanús (30), mientras Vélez (30) recibe al
Santo puntero (32). Dos que vienen en baja enfrentan a los dos más encumbrados. De los cuatro, el único que arrastra competencia, embalado por los triunfos y la obtención de la Copa, es Lanús. Los demás hace dos semanas que no juegan. Como sea, los cuatro tienen que ganar, aunque seguramente las visitas le cederán la iniciativa a los locales. Si Lanús controla defensivamente a Newell’s en los primeros quince minutos y le cierra los caminos a Marchesín, la presión de las gradas se empezará a oír y así llegarán los errores del fondo, los desacoples entre las líneas, la falta de relevos y el desorden que sufre el local cuando no encuentra el gol. Es lo que suele pasar, y así ocurrió en Brasil ante el Ponte Preta hasta que el juez de línea decidió impedirlo. Lo mismo le puede pasar a Newell’s, y si no vuelve a ocurrir algo raro y termina con los once en cancha, Lanús lo liquida.
San Lorenzo con el empate sigue vivo y tal vez hasta le alcance para coronarse, si es que en Rosario hay igualdad. Al menos con el empate deja en el camino a Vélez. Por eso, no va a salir a atacar a lo loco. Vélez llega mejor y es candidato a ganar, pero en la medida que se demore el gol, que no encuentre los caminos y que se repita la secuencia narrada sobre el encuentro de Rosario, crecerán las chances de San Lorenzo para atacarlo y liquidarlo de contra o con una pelota parada. Para el que vaya ganando en Rosario, el empate parcial en Liniers será una amenaza cada vez mayor a medida que se acerque el final, cuando el local desesperado suelte amarras. Lo mejor, lo que garantizaría un partido final, es que se ponga en ventaja Vélez, para que al Santo no le alcance con un gol.
Si gana Vélez será el rival, si hay empate será San Lorenzo. La gran final a disputarse el próximo miércoles con Papá Noel en la tribuna puede ser de un gran atractivo. Pero siempre hay algo turbio, decisiones que no encajan. El domingo los partidos se jugarán a las 18:00 horas, cuando ya se anuncia una temperatura cercana a los 34º. El calor será un bochorno para todos, pero indudablemente lo sufrirán más los jugadores de Lanús, con mucho más trajín encima que sus colegas, que hace 15 días que no juegan. Hasta ahora no parce haberse discutido la posibilidad de atrasar los horarios de inicio. No obstante, Newell‘s y Lanús irán por el mismo objetivo. El local llega descansado pero repleto de preguntas, la visita trae desgaste encima pero tiene todas las respuestas. El empate no le sirve a nadie. Es difícil para los granates no soñar con la segunda estrella en disputa cuando aún no terminan de festejar la gran victoria del miércoles, la noche que Lanús exhibió al mundo su indiscutible presente de grandeza institucional y deportiva.
“Cuando las piernas no den, jugaremos con el corazón” dijo parafraseando al Bambino uno de sus líderes, Leandro Somoza, de cara a lo que viene, tal vez algo influenciado por la impronta de las grandes marcas de ropa deportiva y sus sentencias medievales, pero firme y convencido de lo que decía. ¡Cuántos los envidian, jugadores! ¡Todos esos granates que en su infancia, pateando en el potrero, tantas veces soñaron con tener semejante privilegio de llevar a su Lanús a la gloria! Hoy son decenas de miles los que los siguen, los que creen que van a cumplir con su palabra e intentar hacer historia.