por Omar Dalponte*
nuevospropositos@hotmail.comPerdimos las elecciones en la provincia de Buenos Aires y también fuimos derrotados en Lanús. También nos superaron en otros distritos del conurbano, en la Ciudad de Buenos Aires y en varias provincias. Estos resultados adversos impiden que disfrutemos en plenitud el triunfo que el Frente para La victoria, nuestro instrumento electoral kirchnerista, obtuvo en el orden nacional. Los números son absolutamente claros. En todo el país superamos el 30% de los votos siendo la fuerza política principal de la Argentina que cuenta con la mayor cantidad de diputados y senadores en el Parlamento Nacional. Transcurridos 10 años de gobierno, habernos mantenido como la primera minoría con un caudal de votos como el conseguido no es poca cosa. Hay un núcleo duro de votantes que continúa fiel al proyecto del kirchnerismo y constituye una importante plataforma para despegar hacia el 2015. De manera que en estos próximos dos años una tarea fundamental a cumplir por nuestra fuerza política es alcanzar un 15% más de votos para ganar la elección presidencial en primera vuelta. Hay que tener presente que, en esta oportunidad, la diferencia con quienes fueron los seguidores inmediatos ha sido de un porcentaje considerable y que aún no hay plantada en la escena nacional un fuerza política opositora que posea una base electoral como el Frente para la Victoria. Va de suyo que el objetivo que deberían plantearse nuestros adversarios es precisamente organizarse y crecer si es que pretenden superarnos. Hasta ahora, desde 2003, hemos triunfado, a nivel nacional, en las seis elecciones generales y en las dos PASO.
Por nuestra parte, en atención a los resultados desfavorables en diferentes e importantes
zonas de nuestro país, deberemos ajustar muchísimas cosas y corregir errores que seguramente hemos cometido para no recibir,en aquellos lugares, el apoyo popular mayoritario. Dentro de nuestras filas se viene una competencia por las candidaturas principales que anhelamos pueda ser útil para mejorar en calidad y cantidad a la dirigencia y la militancia kirchnerista. Algunos datos, a raíz de los resultados de la elección reciente, son para tener en cuenta y los comentamos sin que ello signifique otra cosa que analizar los hechos con la mayor objetividad posible. Daniel Scioli, antes del domingo 27 de octubre, aparecía como el dirigente con mayores posibilidades de erigirse en candidato único, casi natural del kirchnerismo salvo para algunas parcelas militantes que siempre han mirado de reojo al gobernador de la provincia de Buenos Aires sin ahorrar críticas hacia su gestión y su posición ideológica. Carta Abierta y la corriente que orienta Martín Sabatella han expresado más de una vez su oposición a Scioli. En esta etapa que se inicia ya mismo, la nueva realidad permite apreciar que ahora, por el éxito obtenido en sus respectivas provincias, han surgido otras figuras que bien pueden aspirar a competir por la candidatura presidencial. Jorge Capitanich, del Chaco, y el entrerriano Sergio Uribarri son dos dirigentes que asomaron con mucha fuerza en estos últimos días. Pero independientemente de las disputas posibles -o más bien gracias a ellas- el kirchnerismo, como modalidad del peronismo histórico, muestra una vitalidad que aunque la vocinglería opositora pretenda negar, indica que goza de muy buena salud.
Quienes anunciaban un fin de ciclo del kirchnerismo, dos días después de las elecciones recibieron un sopapo que los sacó de quicio. La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual (Ley de Medios) es absolutamente constitucional y terminó así con las maniobras jurídicas que impedían la correcta y total aplicación de dicha ley aprobada hace más de cuatro años por el Congreso Nacional. Algunas y algunos conocidos dirigentes opositores tuvieron una reacción histérica de tal magnitud que se vió reflejada en declaraciones dignas de ser incorporadas al archivo de los grandes disparates de la política argentina. La alegría por la derrota del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires les duró lo que dura un suspiro y la presencia espontánea de multitudes en las calles festejando la medida del máximo tribunal no ha sido para muchos un bocado fácil de digerir. Al final lo que ocurrió fue un fin de ciclo de algún mopolio y no del kirchnerismo como presagiaban ciertos malhumorados e insidiosos comunicadores de pesimismo.
Como casi siempre ocurre, el cotorreo exasperado de ciertos personajes de la fauna política y de las comunicaciones, una vez más no tuvo éxito y algunas voces provenientes de sectores que deciden cosas importantes aportaron serenidad y sensatez a este momento altamente positivo de la Argentina. Observemos pues lo siguiente: "Los empresarios y las entidades gremiales empresarias deberíamos entender que no existen los fines de ciclo. Nosotros nos guiamos por los ciclos constitucionales, que en este caso finaliza en 2015. Por eso continuaremos en la mesa de diálogo convocada por el Gobierno, apostando al fortalecimiento de las políticas públicas." El vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Urtubey, afirmó que el resultado de las elecciones de medio término no modificará el diálogo iniciado entre el Gobierno y los distintos sectores económicos". Los que mueven determinadas palancas dentro del poder real no son tontos. Y prefieren no navegar contra la corriente
Aquí en Lanús también ocurrió un hecho político interesante. En un plenario realizado el lunes 28 de octubre en el local del Frente para la Victoria en Remedios de Escalada, un importante número de militantes acompañó (acompañamos) solidariamente las palabras del intendente. Es cierto que fuimos derrotados electoralmente en nuestro distrito. Pero el kirchnerismo, encabezado por Dario Díaz Pérez, perdió con total dignidad siendo absolutamente leal al proyecto que encabeza Cristina Fernández de Kirchner. La coherencia y la lealtad no tienen precio. Y quienes las sostienen valen mucho. Esto el pueblo lo sabe de sobra.
(*) De Iniciativa Socialista