jueves, 17 de octubre de 2013

Más sobre el cruce Baratta-Montero

por Marta Santos

Los improperios que se lanzaron los concejales Héctor Montero y Salvador Baratta retumbaron por los pasillos del HCD cuando se desarrollaba una reunión en el despacho de Héctor Bonfiglio entre los presidentes de los bloques políticos, el director del Hospital de Oncología de Lanús doctor Jorge Diez  y el representante legal de los damnificados por la falta de remedios oncológicos, el abogado Hernán Colombo Russell, tal como adelantó La Defensa.
La reunión se desarrolló cuando, antes de la sesión y durante Labor Parlamentaria, algunos concejales plantearon la necesidad de los enfermos de cáncer de recibir del Banco de Drogas provincial los medicamentos que les permita su tratamiento. Desde el oficialismo se habría convocado en forma urgente al director del hospital para que explicara la situación de los pacientes a los ediles, precisamente como funcionario a cargo del nosocomio. Fue que, en su presencia, se lo invitó a Colombo Russell, representante legal de las víctimas -que además es asesor de Baratta- a que asistiera a dicha reunión para presentar la problemática de los enfermos. Según algunos de los presentes, la situación se fue de madre cuando Colombo Russell hizo notar la falta de preocupación en el tema de los funcionarios provinciales (el secretario de Salud y el director del Banco de Drogas), que logra que algunos enfermos deban recurrir a amparos y poner el tema en manos de la Justicia.
Durante la exposición del abogado, Diez asintió varias veces, con reservas - ya que su situación política no le permite dar lugar a las críticas- y Montero salió a realzar entusiastamente la gestión de los funcionarios bonaerenses responsables del envío de los medicamentos y a menospreciar los dichos del letrado alegando que “estaba haciendo
campaña con los enfermos”, metiendo la campaña en lo que es simplemente humanidad.  Fue allí donde Baratta salió a defender a su asesor, de quien dijo que “es el único que se ocupa de los enfermos con su esfuerzo y hasta poniendo plata de su bolsillo mientras vos no hacés nada”, refiriéndose a Montero que luego, en el recinto, se victimizó permanentemente.
Los ediles presentes se acercaron a intentar tranquilizar a aquél, que prestamente se dirigió a su despacho, respondiendo a los gritos el “sos un botón” de Montero, con un “a mucha honra porque no soy como vos”, entre otros epítetos muy fuertes, mientras el médico, azorado, se retiraba del HCD y los ediles restantes susurraban sus juicios personales.
Como resultado la sesión comenzó muy tarde -ya es un hábito que no se cumplan los horarios acordados- y fue ocupada por el tema en su mayor parte. Los expedientes a aprobar se trataron con celeridad, abundaron las chicanas, las propuestas de “bajar los decibeles” y reconocimiento de vergüenza propia y ajena. Como Baratta no bajó a la sesión para no dar lugar a otro enfrentamiento, Montero aprovechó para endilgarle -sin dar su nombre pero en clara referencia- que “hay algún concejal que se la pasa amenazando” a ediles que votan algún expediente como a él no le gusta. La arenga de Montero a distintos ediles no oficialistas fue la de “hay que frenarlo” porque “no se comporta” y “todos vamos a tener problemas”, presagiando un futuro de cambios después del acto electoral.
Carlos Folino propuso llamar a una sesión especial para decidir cómo se castigaría a los responsables del altercado, si ello cupiere, basado en el reglamento interno y la ley orgánica, pero, aunque Jorge Schiavone, María La Rosa y Stella Maris García apoyaron la propuesta, Montero la desestimó porque alegó que lo que había sucedido no estaba contemplado en esa normativa, que era para “cosas más serias”.
El resultado es que una sesión que debiera haber transcurrido en pocos minutos -pues fueron muy pocos y sin debate los expedientes tratados- derivó en largas exposiciones con referencias al escándalo reciente y aprovechada para las chicanas que se atropellan en tiempos electorales.
Todos expresaron su preocupación por la situación de los enfermos oncológicos pero no se veía ninguna propuesta para solucionarla, hasta que Bonfiglio aclaró que el Dr. Diez, quien habría mencionado que “ayer a la noche llegaron muchas drogas” pidió la lista de pacientes que tienen el tratamiento suspendido por la carencia de las mismas, a fin de procurárselas. Lo cierto es que hasta que la situación no toma estado público a través de los medios, los remedios no aparecen.