martes, 8 de octubre de 2013

La semana en pocas palabras

Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

Los salarios se desaceleraron en agosto y crecieron por debajo de la inflación. Según el INDEC, los salarios aumentaron en promedio un 1,9%, un escalón por debajo de los meses anteriores, al ir quedando atrás las subas escalonadas acordadas en las paritarias 2013. En términos anuales, las remuneraciones aumentaron un 24,8%, por debajo del alza del IPC Congreso (25,2%), de manera que el poder de compra de los salarios de la economía habría disminuido ligeramente con relación a un año atrás (-0,3%), consolidando la retracción observada en 2012 (-0,6%).
Paralelamente, la dificultad de los asalariados para mantener sus ingresos reales se vincula también a una menor generación de puestos de trabajo. Según datos oficiales, el empleo registrado creció sólo un 0,8% interanual en el segundo trimestre, a partir de un alza moderada del empleo privado (0,7%), que ya acumula un año de virtual estancamiento. Sin embargo, el principal cambio se observó en el caso del sector público, cuyos puestos de trabajo declarados presentaron el menor aumento desde 2005 (1,2%). En un contexto en el que las finanzas públicas se ven cada vez más comprometidas, el rol del Estado como generador de puestos de trabajo también empieza a encontrar sus límites, tras crecer a tasas del 6% promedio en los últimos 6 años.
En este sentido, en el bimestre julio-agosto, el gobierno debió seguir echando mano a los recursos provistos por el BCRA y el FGS de la ANSES para evitar un deterioro mayor de las cuentas públicas, en la medida que el gasto volvió a acelerarse y creció a un ritmo promedio superior al de los ingresos genuinos (34,5% versus 29%). En los últimos 12 meses, el resultado primario neto de recursos extraordinarios del BCRA y ANSES arroja un déficit equivalente a 1,9% del PIB, mientras que el rojo financiero (después del pago de intereses de la deuda) supera los 4 puntos del Producto, retornando a niveles no vistos desde el tramo final de la década del ´90 (con la diferencia que en lugar de recurrir a los mercados internacionales o los organismos multilaterales de crédito como en aquella época, el rojo es financiado con asistencia financiera intra-sector público y emisión monetaria, situación que mantiene viva la llama inflacionaria y genera otro círculo vicioso de difícil salida).
Por otro lado, en septiembre, la recaudación tributaria creció “sólo” un 25,2% anual, mostrando un estancamiento en términos reales por segundo mes consecutivo, en línea con el enfriamiento que arrojan los indicadores del nivel de actividad para el tercer trimestre del año.
Tras un segundo trimestre de fuerte expansión interanual, en el que operaron factores puntuales como la recuperación de la cosecha o el marcado repunte de las exportaciones automotrices a Brasil, todo indica que en el tercer trimestre la actividad agregada se desaceleraría fuertemente, pudiendo incluso mostrar una retracción en el margen. Hoy los sectores que mantienen cierto dinamismo se vinculan, fundamentalmente, a la construcción y las ventas de bienes durables, alentados por el gasto público pre electoral y un
adelantamiento del consumo, gatillado por un contexto inflacionario y de aceleración de la pauta devaluatoria que podría profundizarse después de octubre.
En el caso de la construcción, se observó un incremento del 10,7% interanual en agosto, impulsado por la obra pública y, en menor medida, por las obras privadas, estás últimas sostenidas por los recursos allí volcados por familias y empresas que, pese al virtual parate de la actividad inmobiliaria, ven una oportunidad de invertir a largo plazo en activos dolarizados dentro del “corralito de pesos”, ante la caída de los costos de construcción en dólares. En lo que respecta al consumo masivo, las ventas en supermercados y shoppings también se mantienen en ascenso, impulsadas por las ventas de artículos de electrónica, las cuales se suman a la mayor demanda de autos importados, alentada por aquellos sectores de la sociedad con mayor poder adquisitivo, que pueden cubrirse de la inflación y aprovechan la amplia brecha existente entre el tipo de cambio oficial y paralelo.