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martes, 1 de octubre de 2013

La locura de Goltz

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

El choque entre Lanús y River, el primero de los tres que incluyen ida y vuelta por la Copa Sudamericana, se moría en empate en cero entre la falta de puntería de Lanús para convertir el gol que merecía, sobre todo por lo hecho en el segundo tiempo, cuando River sintió el trajín más que el local y empezó a conformarse con no perder, refugiándose en su campo. Pero cuando debía concentrar todos sus esfuerzos en el arco rival, en un despeje tardío, Paolo Goltz, al lanzar el pelotazo hacia zona de ataque, punteó además el pie de Rodrigo Mora, que intentó impedir el despeja de manera lícita. El central de Lanús se volvió loco, exigiendo una sanción que al árbitro Pablo Díaz no podía cobrar, puesto que el balón llegaba al área visitante. A partir de ahí, Goltz jugó visiblemente desbordado, agravado por un puntapié de expulsión que recibió enseguida de Teo Gutiérrez que el juez ignoró. Anunciando con su gesto al menos una fractura del primer rival que le toque enfrentar, el defensor granate le fue con rigor excesivo a Mercado, quien la vio venir y saltó, por lo que el quite fue limpio, aunque por la brutalidad manifiesta del defensor, Díaz sanciono de manera correcta la infracción. El saldo nefasto de la locura de Goltz fue su amonestación, la Marchesín y Silva por la airada protesta, y el gol visitante, luego de un centro intrascendente que el arquero granate, quien había sido una de las figuras sobre todo por lo hecho en el primer tiempo cuando River llegaba con algo más de peligro, no pudo retener -molestado por Silva quien saltó delante de él y no pudo rechazar- y que el propio Mercado convirtió con un toque de cabeza en el área chica. 
Fue tal la desesperación de los futbolistas granates que en los seis minutos de tiempo adicionado no pudieron enhebrar un solo ataque, y el Pulpito González  –uno de los mejores
pero a la vez  otro de  los más desbordados- fue apenas amonestado por una patada descalificadora que correspondía ser sancionada con la expulsión directa. Como todo el plantel, también los mellizos se subieron a la locura de Goltz con gestos ampulosos, aunque bajaron a tierra en la conferencia de prensa posterior, concientes que lo del arbitrio de Díaz había sido del nivel habitual, es decir muy pobre, pero que no había sido particularmente perjudicial para Lanús. Al menos no tanto como la locura de Goltz, quien increíblemente, al instante de provocar semejante zafarrancho, declaraba ante las cámaras con la pasmosa tranquilidad de quien se despierta de una siesta…  
Antes de todo esto hubo un vibrante partido, jugado como una final, en el que durante la etapa inicial River fue algo mejor, sobre todo aprovechando el talón de Aquiles de Lanús: Una línea media de tres que invariablemente es rebasada cuando el rival encuentra la manera de superar la presión de los tres de arriba, lo que le permitió a la visita acercarse con peligro sobre la valla de Marchesín, sobre todo con remates de media distancia. El Granate fue más en el complemento, tuvo más resto físico que el elenco de Ramón Díaz, y generó cuatro situaciones muy claras para convertir que desperdició ante Barovero, otras de las figuras de la cancha. El empate estaba cantado, lo que no estaba en los planes de nadie fue la locura de Goltz, no fue su primer desborde pero sí el más perjudicial para su equipo, la llave de una derrota muy costosa. ¡Un médico ahí..! 
Mucho hemos hablado de los inconvenientes de Guillermo Barros Schelloto para llevar a cabo su idea táctica, 4-3- 3, con un delantero de área y dos “wines” a la antigua. Ramón Díaz, como todos los técnicos adversarios, sabe de sobra cual es la debilidad de Lanús: La longitud, la inferioridad numérica en la zona media, la grieta que se produce entre los del medio y los defensores en los primeros diez metros desde la línea media, en campo propio. Cuando River pasó esa zona  -ocurrió bastante en el primer tiempo- tuvo posibilidades de convertir, por eso Marchesín fue figura. Lanús lo peleo, metiendo y luchando trató de sobrellevar la ansiedad por no poder jugar con precisión. Tiene mucho poder ofensivo pero sufre demasiado en la vuelta. La figura del mejor arquero argentino del momento  y algo de fortuna venían sosteniendo los resultados hasta hoy. Sucedió en ambos partidos ante la U de Chile, incluso en el primero, que Lanús venció con comodidad por 4 a 0, el rival estuvo muchas veces muy cerca de convertir. Guillermo da vueltas ante un problema que no tiene solución. No tiene un volante zurdo. No parece conveniente sostener por mucho tiempo más los tres delanteros, no si no logra acompañar la intención ofensiva con una aplicación táctica bien determinada y sin este tipo de fisuras y desequilibrios, si no logra ser un equipo corto y compacto no se puede jugar con tres delanteros netos como tiene Lanus, que presionan, es cierto, pero si los rivales superan esa presión, ninguno de los tres atacantes granates pasa la línea de la pelota para ayudar a recuperarla. En inferioridad numérica, los volantes de Lanús tienden a cerrarse, por eso los laterales  siempre quedan uno contra dos, y por eso rivales inferiores le llenan el área de pelotazos y le crean peligro.
Al ver la tabla de posiciones da la sensación de que Lanús quedó muy lejos de la punta, sobre todo por la marcha segura de Newell’s, San Lorenzo y Arsenal. Si los choques por cuartos de final por la Copa -nuevamente ante River- no estuvieran a un mes de disputarse, Lanús podría definir más claramente su verdadero objetivo. Pero como antes de eso tiene que visitar a Central, recibir a Godoy Cruz y viajar a Santa Fe para enfrentar a Colón, el desafío Granate es ganar esos nueve puntos, y luego recibir al encumbrado San Lorenzo. Parece difícil, sobre todo si no se resuelve la cuestión señalada, pero no tanto si el entrenador encuentra la manera de equilibrar al equipo sin perder la capacidad de gol exhibida hasta ahora. Tiene el plantel que él mismo eligió y el crédito suficiente como para conseguirlo.