domingo, 13 de octubre de 2013

Enfermos oncológicos: nuevo via crucis

Una nueva estación del Vía Crucis parecen estar viviendo los enfermos de cáncer que deben recibir sus medicamentos en el hospital oncológico de Lanús. Nuevamente los remedios llegan en forma parcial, cambiados o simplemente no llegan. La esperanza de vida se acorta cada día que pasa sin tratamiento, los responsables buscan excusas que nadie cree y no hay voluntad de los políticos para ayudar a solucionar el problema.
Cuenta Marisa Avila, una de las pacientes que se puso al hombro la responsabilidad de vencer la inercia del estado, que nuevamente están como si no hubiese pasado la intervención judicial que ordenó -a través de un amparo- que los pacientes recibieran las drogas necesarias para su tratamiento. “El amparo que dio el juez tenía una duración de sesenta días y en el banco de drogas de la provincia se cuidaron durante ese tiempo. Pero el día sesenta y uno comenzaron a hacer envíos parciales o a enredarnos en trámites difíciles de cumplir para muchos enfermos o a suspender la entrega. Por la gravedad del cuadro, muchos de nosotros no podemos estar corriendo todos los días detrás de la renovación de una orden médica a la que le falta un sello o de algún papel nuevo. No podemos ir todos los días a La Plata a hacer un trámite o un reclamo: hay pacientes que están postrados o en un grado de desánimo tal que no están en condiciones de luchar con lo que llaman burocracia y de eso se aprovechan”. Y, lapidaria, insiste: “es lo que están esperando: que nos cansemos y no podamos reclamar más”.
Sin embargo, Marisa sabe que hay quienes, desde la sociedad, los acompañan y tratan de ayudarlos. Alicia Lopresto, Adriana Rábida y Sergio Federico  están allí, colaborando en lo
que pueden, tomando el tema como propio, poniendo al día las novedades en su página de Internet (http//por drogas oncológicas ya). Hernán Colombo Russell les presta asistencia legal gratuita y camina los pasillos del juzgado presentando amparos y documentación probatoria, con una dedicación que parece inagotable. Es él quien cuenta que “ahora debemos hacer presentaciones individuales, una por una, y lograr que los enfermos junten fuerzas y ánimo para ir a todos los lugares donde deben proveerse de recetas, certificados y otras documentaciones, que son necesarios para que el juez ordene al Ministerio de Salud efectuar las entregas de medicación en forma inmediata. Además, cada enfermo debe previamente intimar la provisión de medicamentos mediante carta documento, ya que de no cumplirse con ese requisito formal, podría suceder que se obtuviera la entrega gracias a una medida cautelar, pero luego no se llegase a una sentencia favorable porque el Ministerio podría alegar que no se los notificó debidamente del reclamo. Todo esto hace que se pierda un tiempo vital en los tratamientos”.  
Lo cierto es que está solo. A pesar de un pedido que hiciera el edil Salvador Baratta para que otros políticos sumen ayuda legal a Colombo Russell, nadie apareció. Es obvio recordar que el trabajo insume mucho tiempo y no redunda en otro beneficio que el de sentir que se ayuda a quienes no pueden adquirir sus medicamentos porque sus recursos no alcanzan. Hay drogas cuyo costo es de $15.000 por caja -una caja dura un mes- y deben ser administradas durante algún tiempo. Otras, también de altos valores,  se usan para la quimioterapia, un cóctel de drogas que debe armarse con todas juntas para poder ser administrado. Pero no las envían,  llegan cambiadas o algunas vienen y otras no.
Marisa, Alicia y Adriana coinciden en que “el intendente no hizo nada cuando le fuimos a pedir ayuda. No somos políticos, no pertenecemos a ningún partido: esperamos la ayuda porque el cáncer no espera. Cada minuto que le damos avanza. Al intendente lo único que le pedíamos es que gestionara, sólo tenía que perder un poco de su tiempo levantando el teléfono y reclamando en La Plata. Pero como la presidente y el gobernador estaban peleados, no hizo nada. Y él tiene que gestionar para todos”. 
“No somos políticos, somos enfermos”, concluyó Marisa.
                                                                                    Marta Santos