martes, 15 de octubre de 2013

El PO independiente de las patronales presto a gobernar

por Lisandro Martinez*

lisandromartinez47@yahoo.com.ar

Días atrás se produjo un fenómeno político y social que va a marcar todo el próximo período histórico en la Argentina. 
Ya no sólo es en la Universidad de Buenos Aires donde el Partido Obrero triunfa en elecciones anuales desde hace 10 años sino que ahora dirige 8 de las 13 facultades. Ya no sólo el PO interviene en el movimiento obrero desde hace 4 décadas sino que ahora empieza a establecer su método de democracia obrera e independencia de la patronal para conquistar comisiones internas, cuerpos de delegados y hasta dirigir gremios. 
Ahora el PO dijo presente en la política y en las PASO de Salta obtuvo 56.627 votos siendo sus candidatos a Concejales y Diputados los más votados. El tradicional diario salteño “El Tribuno” el 7/10/2013 tituló “El PO arrasó y confirmó el deterioro del isismo” (oficialistas). Y señaló “ya no suenan utópicas las palabras de Altamira cuando, semanas atrás, afirmaba que apuntaban a la mayoría en el Concejo Deliberante”.
En la Capital de Salta el PO alcanzó el 22%; su distante seguidor, un romerista, sacó un módico 7%. En todo el interior hubo votaciones de dos dígitos y el gobernador no tuvo más remedio que oficializar a la izquierda como el adversario político principal  y salió a pactar con el rey de la soja, Alfredo Olmedo. Si se mantiene esta votación para las elecciones de noviembre en Salta, el PO va a meter 8 concejales en la Capital, 2 diputados y 1 Senadora.
¿Qué pasó? Se preguntan azorados los analistas del régimen que cuidan el status quo a
través de los partidos tradicionales y sus “vacas sagradas”. 
La respuesta no es tan difícil: El pueblo argentino ha hecho una larga experiencia con unos y otros. En términos históricos es profundo; desde 1930 a 1982 los golpes de Estado no permitieron a la ciudadanía  concluir una experiencia con los gobiernos que eran volteados por corruptos e ineficientes, por los militares que en un punto les hacían el favor de salvarlos a la hora de tener que rendir cuentas y podían volver a reciclarse para la próxima. La crisis del imperialismo que no podía continuar gobernando con el garrote metódico sobre los países dependientes -como el nuestro- lo llevó a desenvolver el gobierno “de la democracia” bajo pactos de garantizar el sometimiento económico y social; este recurso ingresó hace rato en una severa crisis mundial económica y política. 
Para pintar el mundo nada mejor que pintar una aldea y este es el caso de Colonia Santa Rosa de 16000 habitantes, en Orán/Salta. 
Colonia Santa Rosa es parte de la reserva de biosfera de las Yungas (selva tropical de montaña y bosque andino). Es zona de cultivos hortícolas y fruticultura: naranjo, pomelo, limón, mango, papaya, banano, pimiento verde, tomate, sandía, zapallo, melón, etc. Forestalmente se aprovechan maderas como: cedro, tipa, palo lanza, palo amarillo.
Colonia Santa Rosa, dice el Concejal Julio Quintana, “es uno de los municipios en donde fue aplicado más a fondo el desarrollo del modelo productivo, primero por el gobernador Roberto Romero y luego por el nuevo gobernador Juan M. Urtubey”. 
“El modelo consta de un desplazamiento de una multitud de producciones por el monocultivo de la soja y la caña de azúcar. En suma, una confiscación sin precedente de la fuerza de trabajo y una concentración excepcional del capital, reforzada por subsidios colosales para la producción de biocombustibles y la excepción impositiva. Colonia ha pasado de ser un municipio frutihortícola -que ocupaba una enorme cantidad de mano de obra y hasta convocaba a obreros de otros departamentos y provincias- a convertirse en el paraíso de la desocupación, la superexplotación, la precariedad laboral y la desnutrición infantil”.
“La reacción combativa de los trabajadores a esta tendencia confiscatoria determinó la construcción del PO en Colonia y el ingreso al Concejo Deliberante en 2011. En estos dos años, Colonia Santa Rosa ha pasado por muchas crisis políticas. Enfrentamos el vaciamiento del municipio exigiendo la apertura de los libros; combatimos la precariedad laboral exigiendo el pase a planta permanente de los precarizados del municipio y defendiendo las huelgas obreras; planteamos la necesidad de un impuesto extraordinario sobre las plantaciones de soja y caña para frenar la confiscación de tierras y trabajo por parte de los sojeros y para financiar un plan de obras públicas en favor del pueblo. Defendimos a los sin techo quienes tomaron tierras ociosas de los terratenientes de la zona, y planteamos que el suelo urbano debe ser declarado de utilidad social, en oposición a otro proceso confiscatorio -la especulación inmobiliaria y el monopolio capitalista de la tierra urbana”.
  “Denunciamos, también, la superexplotación y el negreo de los obreros rurales y la defensa de los pequeños productores ante una helada que azotó la zona. En definitiva, la bancada del PO ha jugado no ya un rol importantísimo sino también estratégico al abrir una perspectiva general a la miseria social”.
“El derrumbe del Partido Justicialista local, que gobernó históricamente en Colonia Santa Rosa, debido a esta enorme crisis social abrió una oportunidad a otras tendencias políticas patronales: el Partido por la Victoria (kirchneristas vinculados con Urtubey) y Salta Somos Todos (Alfredo Olmedo). Hoy día hemos derrotado electoralmente a todos estos bloques alternativos del capital financiero y terrateniente”.
“Vamos hacia un congreso de trabajadores de Colonia y de todo el departamento de Orán, incluso con la participación de nuestros vecinos de Jujuy -Libertador y San Pedro”. 
“El gran desafío para seguir avanzando es la utilización de las bancadas que podamos conquistar para la organización independiente de los trabajadores, los vecinos y la juventud y constituir una nueva dirección y una alternativa política del pueblo de Colonia Santa Rosa para imponer un gobierno de los trabajadores, el cual reorganice la economía sobre nuevas bases sociales. Para reforzar esta perspectiva, nuestros concejales impulsarán una campaña por un congreso obrero en todo el departamento”. (Julio Quintana)
Salta no es una isla, es un archipiélago cuyas fronteras se expanden al ritmo de las tareas nacionales inconclusas. El kirchnerismo que pretendió ser la barrera final para el clasismo obrero y combativo se convirtió en el prólogo del gran relato histórico que se viene.
  (*) Candidato a concejal PO/Frente de Izquierda