sábado, 19 de octubre de 2013

Cinema veritè

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

    El fútbol argentino es realmente sorprendente. Acabo de comprobarlo. La versión digital del diario Ole tiene en punta un video que hay que ver: Es una verdadera postal de nuestro fútbol, que es lo mismo que decir del pueblo argentino. Una evidencia de que esto somos, en general. La imagen muestra a un sector del estadio de Quilmes, la escalera de acceso a la platea oficial, el tramo descendiente que concluye en la planta baja. Allí, en los tres últimos escalones, un señor de baja estatura, con anteojos, muy excedido de peso y de aproximadamente unos 60 años, de espaldas a la cámara recibe tres trompadas de parte un atlético joven, sin nadie cerca como para impedir semejante acto de cobardía en un lugar donde hay miles de personas: Pegarle a quien no quiere ni puede dar pelea justa. ¡Cagate de risa! El agresor era Nélson Vivas, técnico de Quilmes, quien llegaba directo desde la cancha una vez concluido el encuentro del local ante Rafaela -empate en uno- por la 12ª fecha del Torneo Inicial. ¿Nadie lo pudo impedir, nadie lo vio pasar, nadie nada? Pero alguien lo filmó y bastante bien filmado, últimamente siempre alguien filma todo…
Supongamos que este caballero agredido sea uno de esos que uno conoce y que habita en todas las gradas del mundo, ese hincha muy argentino que uno se pregunta para qué es hincha si no hace más que ver todo mal, que sufrir, que putear y maldecir a todos y amargarse como un condenado cada domingo, y que lo hace con tanta efusividad que te impide a vos, vecino de sector en la tribuna, disfrutar lo bueno, entusiasmarte con una jugada al menos bien intentada y hasta alegrarte si el rival acaba de desviar un penal. “No te alegres tanto, pibe. En la próxima que llegan nos vacunan…” escuchás que dice, siempre tiene algo malo que decir, y por momentos sentís un deseo irrefrenable  de saltar sobre él y cagarlo bien a trompadas, con ganas, para que aprenda, para que se deje de romper las pelotas con tanto pesimismo, que
se vaya a pesismismar gente a otro lado. Pegarle y pegarle diciéndole “¿No veis acaso, pedazo de hijo de puta, cuan hermosa es la vida?” Pero claro, no lo hacés. Porque por muy hincha que seas, te considerás una persona inteligente, educada, que no tiene maldad -no más que la media que todos tenemos- porque las trompadas son cosas del pasado, y porque una cosa es pelear contra un contrincante que quiere dar pelea y otra muy distinta es agredir sin avisar a un señor mayor, con anteojos, bajito y regordete, cuando se tiene juventud y se acaba de concluir con una carrera de futbolista profesional internacional. 
Nelson David Vivas, nacido en 1969 en Granadero Baigorria, y debutó en Quilmes en 1990 como marcador lateral. En junio de 1994 su pase fue adquirido por Boca Juniors, en donde se destacó hasta ser transferido, luego de cuatro años de titularidad, al fútbol europeo. Entre 1998 y 2001 jugó en el Arsenal de Inglaterra, luego otros dos años en el Inter de Milan. A mediados de 2003 volvió al país para desempeñarse durante un semestre en River y cerró su campaña jugando un año más en Quilmes, el club que lo vio nacer. Integró los planteles argentinos que participaron de los mundiales 1998 y 2002 a las órdenes de Passarella y Bielsa respectivamente. Luego del retiro, trabajó como ayudante de campo de Simeone en sus campañas al frente de Racing, Estudiantes y River. Tuvo su chance al renunciar Omar de Felippe a fines de junio del presente 2013, cuando se subió a la elitte de los técnicos de primera en la Argentina, haciendo sus primeras armar en su entidad de origen y con gran crédito de parte de su gente, una situación con la que muchos buenos entrenadores sueñan en vano toda una vida. Lamentablemente, todo indica que su floreciente carrera acaba de terminar. Y que debería repensar muy bien que es lo que le ha pasado, como ha cometido semejante locura siendo una persona que ha vivido en Inglaterra e Italia una vida de lujos y placeres, y que tiene asegurado el futuro de sus bisnietos. Siendo uno de los que tantas veces ha dirimido diferencias a las trompadas, no deja de asombrarme lo vil y desigual de la agresión, un acontecimiento que nunca debería haber ocurrido, sobre todo en estos tiempos de desarrollo de las comunicaciones, siendo uno de los actores más expertos ante las cámaras, un técnico de primera, una persona que ha desarrollado su carrera pública con mucho éxito, uno de esos hombres públicos que  aprendieron hace rato que en el fútbol todo se filma y todo se reproduce, y por eso se acostumbraron a taparse los labios al hablar, por si las moscas. Me imagino las llamadas que habrá recibido el agredido, los tantos abogados que habrán hecho la cuenta de lo que le debe Vivas… 
El incidente era de por sí poco habitual, pero a la vez uno más de los episodios alucinantes que riegan cada jornada el terreno donde se desarrolla nuestro fútbol. No el del juego, ni de las tácticas, ni siquiera el de las estadísticas precisas, sino el terreno amarillento del despropósito y la comidilla de cada día. En eso estaba pensando. Elevo el volumen de la radio cuando escucho a Mariano Clos presentar al hincha agredido, quien asegura en el extenso reportaje que está sorprendido, que él no lo insultó aunque sí otros hinchas que estaban cerca suyo, que solo le gritó “¡Vivas, (los árbitros) nos están afanando todos los partidos, hacé algo..!”   y que no entendió bien cuando Vivas le respondió “Sí, esperame dos minutos”, aproximadamente el tiempo que tardó en aparecer como un comodín de Titanes en el Ring y sorprender a todos, sobre todo al hincha al que estamos haciendo referencia, que con mucha calma y generosidad agregó: “No pasa nada, lamento que le haya pasado esto. No voy a hacer ninguna denuncia, ni creo que el deba renunciar, ya pasó, fue un mal momento. Quiero que sepa que yo siempre lo apoyé y lo seguiré apoyando, no necesito que me pida disculpas…” señaló minimizando además el hecho de que tenía lentes y no presentó pelea, y luego agregó como para que nos quedemos pensando: “Si hubiese sido De Felippe sí, me lo hubiera merecido, porque a ese lo putié en todos los colores. Ese si que me tendría que haber matado…”