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viernes, 13 de septiembre de 2013

¡Socorro!

por Marcelo Calvente


Aún no se han acallando los ecos de la 6ª fecha de este parejo y sorprendente Torneo Inicial 2013, y esta misma tarde se empieza a disputar la 7ª, que arranca en Lanús, con la visita del líder Argentinos, el más absurdo puntero que uno podía imaginar, el que mientras los demás trataban de armarse gastando millones de dólares se abocó a una especie de casting de jugadores libres y de poca monta, y casi sin trabajar con el plantel completo salió al ruedo con el único objetivo de salvarse del descenso, algo que en sí ya es una hazaña. Tanto el éxito del Bicho como el fracaso de algunos otros, con Racing a la cabeza, son ingredientes que realzan la emotividad de este Torneo. La paridad de fuerza entre el 90% de los competidores, característica única en el mundo –en ligas de primer nivel- y la siempre posible aparición de nuevos cracks de proyección internacional, hacen del fútbol argentino uno de los mejores del mundo aún a pesar de  su tercermundismo organizativo.
Hablamos de los males de siempre, la violencia, la falta de capacidad y/u honestidad dirigencial, el autoritarismo de la conducción de la AFA, algunos estadios y terrenos inapropiados, mucho conventillo y despropósito. Y hablamos también de nuevos males, o viejos males menores que se han venido agravando: Los arbitrajes, que siempre fueron malos y sospechados, hoy lo son mucho más, la tecnología pone claridad, y no obstante eso uno aprecia sanciones inaceptables e inexplicables. Los arbitrajes de Maglio, de Ceballos, de varios más, y hora también la incidencia de algunos jueces de línea en los errores más costosos en lo que respecta a puntos para uno de los dos adversarios. Un línea puede equivocarse en la apreciación de una posición adelantada -aunque no debería- pero no puede hacer patear de nuevo un penal si el arquero no se adelantó. No puede ser tan claro y que siga todo igual,  que vuelvan a dirigir  aquellos cuyos fallos no hay manera lógica de sostener sin
sospechar. Yo creo que es hora de cambiar las reglas del juego entre la AFA y los árbitros: En primer lugar que ganen más dinero, un dinero acorde al que ganan los protagonistas del espectáculo del cual son parte. En segundo lugar que acepten sobre su patrimonio un seguimiento muy meticuloso e invasivo. Nuevas reglas del juego. Y también deberían ponerse de acuerdo en algunos puntos los jugadores. Su gremio no solo está para exigir las deudas antes del comienzo de cada ciclo: es hora que se discutan otras cuestiones de la profesión.
Hablamos de esta nueva moda de exigirle caballerosidad al rival, aun cuando uno no está dispuesto a comportarse como tal. Dos hechos notables han sucedido en la 6ª fecha: En Rosario, el delantero de San Lorenzo Elizari recibió un tremendo pelotazo en pleno rostro que en el momento alarmó a todos los que estaban cerca: Jugadores y árbitro al unísono pararon las acciones para que sea atendido. Elizari dejó la cancha y el partido continuó. Faltaba poco, Central iba perdiendo por uno a cero, sus jugadores sabían -debían saberlo- que eran uno más y que debían atacar por donde ese jugador faltaba. Mientras después de ser atendido, Elizari -todo magullado- pedía reincorporarse al juego y el árbitro Delfino, sabedor de que no había simulado, le permitía el ingreso por encontrarse la pelota en otro sector de  terreno, el juego empezaba a ir para el lugar donde Ferrarí tenía salida, el mismo por donde entraba Elizari. El lateral rosarino debía estar muy desconcentrado para no advertir la situación, pero no la advirtió, y esperó el pase seguro de estar solo. Elizari se la afanó y habilitó a Villalba para que convierta el segundo y liquide el pleito. Todo Central, encabezado por su entrenador y contagiado todo su público, se fue sobre el árbitro. Pero si todo había sucedido a reglamento, y en eso coincidían, ¿Qué era lo que reclamaban? No sabían qué reclamar, pero a la salida del vestuario hablaron de deslealtad deportiva por parte del futbolista de San Lorenzo. Pretendían que el joven colega, autorizado por el árbitro a volver al juego, por su cuenta decidiera permitir que Ferrari no se avive de su presencia y pueda pasar a su lado con pelota dominada. Está claro: Pedían lo que nunca podrían hacer, pedían lo que sabían nadie perdonaría. Todo por no decir “Soy un chambón”, Ferrari…
Otra situación llamativa se vivió en Avellaneda en el empate en uno entre Racing y Lanús. Pésimo arbitraje de Maglio, claramente desfavorable para Lanús, al que le anuló un gol que era lícito y luego expulsó injustamente a Pasquini por doble amarilla. A sabiendas que la primera no había correspondido, sancionó una obstrucción en una jugada en que la pelota ya estaba en otro lado, una falta que podía omitir tranquilamente y hacer justicia. No señor, rajó al pibe sin remordimiento. Con Lanús en inferioridad numérica, el local equipara las acciones y se pone en ventaja. Después de un forcejeo en campo de Racing, un futbolista de la Academia cae aparatosamente con la intención de cortar un avance peligroso de Lanús. El árbitro hace seguir, la pelota termina en los pies de Villar, que con Lanús volcado en ataque, mete un pase largo con destino de cara a cara para Hauche que Izquierdoz interrumpe y habilita a Melano que mano a mano  con Saja estrella el remate en el palo. La pelota se encuentra de nuevo con Izquierdoz, quien ya adentro del área no puede conectar y pierde la vertical. El arquero y capitán  de Racing se fue enardecido sobre el Cali, aún caído, que no tuvo más opción que protegerse tomándose la cabeza ante el tropel blanquiceleste que se le venía encima. Todos los jugadores de Lanús intervinieron para evitar la agresión a Izquierdoz, todos los jugadores de Racing, conducidos por su capitán, quisieron agredirlo. Maglio nos tomó a todos por boludos. Echó a un jugador de cada uno, y el principal agresor, el único que debía expulsar porque lo demás fue menor, siguió jugando el partido tranquilamente 10 contra 9 cuando correspondía como mínimo quedar 10 contra 10. Fue uno de los peores arbitrajes de los últimos años, perjudicial absolutamente para uno de los dos equipos. Algo parecido había ocurrido con el mismo juez en Córdoba, en el choque de Belgrano con Boca por la segunda fecha. Señores: Carlos Maglio no puede volver a dirigir y varios jueces de línea tampoco.
Con respecto a la caballerosidad deportiva, jugadores, no nos tomen por idiotas. Esos son atributos del deporte amateur. Cuando lo exigen, es porque solamente intentan sacar ventajas y confundir a los espectadores, de por sí facilongos de engañar. En esto mucho tienen que ver los medios de comunicación especializados y la TV Pública. El fútbol es un espectáculo muy apasionante y así como merece arbitrajes a la altura también merece un periodismo que ilustre, que critique con respeto, que ponga al tanto del juego y del reglamento a los millones de simpatizantes que se suman gracias a la posibilidad de ver todos los partidos por TV. Se lo pedimos por favor a las autoridades que tienen a su cargo la contratación de los profesionales: Elijan los mejores, gente del nivel de Víctor Hugo, de Clos, de Varsky, de Fernández Moores, de Iutch, no importa en esto la ideología política o las simpatías partidarias, algo que a todos los argentinos nos cuesta tanto merece enriquecerse con el aporte de los mejores periodistas del país. Araujo, Julio Ricardo, Apo, Perfumo, los Niembro, los Gustavo López, los Safarián, los Balasone, por el bien del fútbol, no pueden seguir trabajando en los medios más importantes. En esto hay coincidencia absoluta entre todos los espectadores. No pueden obligarnos a ver lo que más nos gusta y tanto nos cuesta bajando el sonido. No jodan.
El fútbol argentino puede crecer si se cambian de raíz algunas cosas. No sostengan lo insostenible, respetan la pasión de un pueblo futbolero como pocos. Pongan manos a la obra en serio, establezcan nuevas normativas, legislen si es preciso. Paren la violencia y la muerte en el fútbol con proceso y castigo para los violentos. Paren el vaciamiento de los clubes condenando el accionar de los que los dirigen con infidelidad o fraude y les provocan perjuicios fulminantes. Limpien el tema los árbitros que no pueden dirigir, fomenten el buen periodismo. Demuestren que pueden hacer del fútbol argentino un espectáculo en serio, es una buena manera de demostrar que pueden hacer también un país mejor.