por Marcelo Calvente
Aún no se han acallando los ecos
de la 6ª fecha de este parejo y sorprendente Torneo Inicial 2013, y esta
misma tarde se empieza a disputar la 7ª, que arranca en Lanús, con la visita
del líder Argentinos, el más absurdo puntero que uno podía imaginar, el que
mientras los demás trataban de armarse gastando millones de dólares se abocó a
una especie de casting de jugadores libres y de poca monta, y casi sin trabajar
con el plantel completo salió al ruedo con el único objetivo de salvarse del
descenso, algo que en sí ya es una hazaña. Tanto el éxito del Bicho como el
fracaso de algunos otros, con Racing a la cabeza, son ingredientes que realzan
la emotividad de este Torneo. La paridad de fuerza entre el 90% de los
competidores, característica única en el mundo –en ligas de primer nivel- y la
siempre posible aparición de nuevos cracks de proyección internacional, hacen
del fútbol argentino uno de los mejores del mundo aún a pesar de su tercermundismo organizativo.
Hablamos de los males de siempre,
la violencia, la falta de capacidad y/u honestidad dirigencial, el
autoritarismo de la conducción de la
AFA , algunos estadios y terrenos inapropiados, mucho
conventillo y despropósito. Y hablamos también de nuevos males, o viejos males
menores que se han venido agravando: Los arbitrajes, que siempre fueron malos y
sospechados, hoy lo son mucho más, la tecnología pone claridad, y no obstante
eso uno aprecia sanciones inaceptables e inexplicables. Los arbitrajes de
Maglio, de Ceballos, de varios más, y hora también la incidencia de algunos jueces
de línea en los errores más costosos en lo que respecta a puntos para uno de
los dos adversarios. Un línea puede equivocarse en la apreciación de una
posición adelantada -aunque no debería- pero no puede hacer patear de nuevo un penal
si el arquero no se adelantó. No puede ser tan claro y que siga todo igual, que vuelvan a dirigir aquellos cuyos fallos no hay manera lógica de
sostener sin
sospechar. Yo creo que es hora de cambiar las reglas del juego
entre
Hablamos de esta nueva moda de
exigirle caballerosidad al rival, aun cuando uno no está dispuesto a
comportarse como tal. Dos hechos notables han sucedido en la 6ª fecha: En
Rosario, el delantero de San Lorenzo Elizari recibió un tremendo pelotazo en
pleno rostro que en el momento alarmó a todos los que estaban cerca: Jugadores
y árbitro al unísono pararon las acciones para que sea atendido. Elizari dejó
la cancha y el partido continuó. Faltaba poco, Central iba perdiendo por uno a
cero, sus jugadores sabían -debían saberlo- que eran uno más
y que debían atacar por donde ese jugador faltaba. Mientras después de ser
atendido, Elizari -todo magullado- pedía reincorporarse al juego y el árbitro
Delfino, sabedor de que no había simulado, le permitía el ingreso por
encontrarse la pelota en otro sector de terreno, el juego empezaba a ir para el lugar
donde Ferrarí tenía salida, el mismo por donde entraba Elizari. El lateral
rosarino debía estar muy desconcentrado para no advertir la situación, pero no
la advirtió, y esperó el pase seguro de estar solo. Elizari se la afanó y habilitó
a Villalba para que convierta el segundo y liquide el pleito. Todo Central,
encabezado por su entrenador y contagiado todo su público, se fue sobre el
árbitro. Pero si todo había sucedido a reglamento, y en eso coincidían, ¿Qué
era lo que reclamaban? No sabían qué reclamar, pero a la salida del vestuario
hablaron de deslealtad deportiva por parte del futbolista de San Lorenzo.
Pretendían que el joven colega, autorizado por el árbitro a volver al juego,
por su cuenta decidiera permitir que Ferrari no se avive de su presencia y
pueda pasar a su lado con pelota dominada. Está claro: Pedían lo que nunca
podrían hacer, pedían lo que sabían nadie perdonaría. Todo por no decir “Soy un
chambón”, Ferrari…
Otra situación llamativa se vivió
en Avellaneda en el empate en uno entre Racing y Lanús. Pésimo arbitraje de
Maglio, claramente desfavorable para Lanús, al que le anuló un gol que era
lícito y luego expulsó injustamente a Pasquini por doble amarilla. A sabiendas
que la primera no había correspondido, sancionó una obstrucción en una jugada
en que la pelota ya estaba en otro lado, una falta que podía omitir
tranquilamente y hacer justicia. No señor, rajó al pibe sin remordimiento. Con
Lanús en inferioridad numérica, el local equipara las acciones y se pone en ventaja.
Después de un forcejeo en campo de Racing, un futbolista de la Academia cae
aparatosamente con la intención de cortar un avance peligroso de Lanús. El
árbitro hace seguir, la pelota termina en los pies de Villar, que con Lanús
volcado en ataque, mete un pase largo con destino de cara a cara para Hauche
que Izquierdoz interrumpe y habilita a Melano que mano a mano con Saja estrella el remate en el palo. La
pelota se encuentra de nuevo con Izquierdoz, quien ya adentro del área no puede
conectar y pierde la vertical. El arquero y capitán de Racing se fue enardecido sobre el Cali,
aún caído, que no tuvo más opción que protegerse tomándose la cabeza ante el
tropel blanquiceleste que se le venía encima. Todos los jugadores de Lanús intervinieron
para evitar la agresión a Izquierdoz, todos los jugadores de Racing, conducidos
por su capitán, quisieron agredirlo. Maglio nos tomó a todos por boludos. Echó
a un jugador de cada uno, y el principal agresor, el único que debía expulsar
porque lo demás fue menor, siguió jugando el partido tranquilamente 10 contra 9
cuando correspondía como mínimo quedar 10 contra 10. Fue uno de los peores
arbitrajes de los últimos años, perjudicial absolutamente para uno de los dos
equipos. Algo parecido había ocurrido con el mismo juez en Córdoba, en el
choque de Belgrano con Boca por la segunda fecha. Señores: Carlos Maglio no
puede volver a dirigir y varios jueces de línea tampoco.
Con respecto a la caballerosidad
deportiva, jugadores, no nos tomen por idiotas. Esos son atributos del deporte
amateur. Cuando lo exigen, es porque solamente intentan sacar ventajas y
confundir a los espectadores, de por sí facilongos de engañar. En esto mucho
tienen que ver los medios de comunicación especializados y la
TV Pública. El fútbol es un espectáculo muy
apasionante y así como merece arbitrajes a la altura también merece un
periodismo que ilustre, que critique con respeto, que ponga al tanto del juego
y del reglamento a los millones de simpatizantes que se suman gracias a la
posibilidad de ver todos los partidos por TV. Se lo pedimos por favor a las
autoridades que tienen a su cargo la contratación de los profesionales: Elijan
los mejores, gente del nivel de Víctor Hugo, de Clos, de Varsky, de Fernández
Moores, de Iutch, no importa en esto la ideología política o las simpatías
partidarias, algo que a todos los argentinos nos cuesta tanto merece
enriquecerse con el aporte de los mejores periodistas del país. Araujo, Julio
Ricardo, Apo, Perfumo, los Niembro, los Gustavo López, los Safarián, los Balasone,
por el bien del fútbol, no pueden seguir trabajando en los medios más
importantes. En esto hay coincidencia absoluta entre todos los espectadores. No
pueden obligarnos a ver lo que más nos gusta y tanto nos cuesta bajando el
sonido. No jodan.
El fútbol argentino puede crecer
si se cambian de raíz algunas cosas. No sostengan lo insostenible, respetan la
pasión de un pueblo futbolero como pocos. Pongan manos a la obra en serio,
establezcan nuevas normativas, legislen si es preciso. Paren la violencia y la
muerte en el fútbol con proceso y castigo para los violentos. Paren el
vaciamiento de los clubes condenando el accionar de los que los dirigen con
infidelidad o fraude y les provocan perjuicios fulminantes. Limpien el tema los
árbitros que no pueden dirigir, fomenten el buen periodismo. Demuestren que
pueden hacer del fútbol argentino un espectáculo en serio, es una buena manera
de demostrar que pueden hacer también un país mejor.