Informe Económico Semanal del Banco Ciudad
Esta semana volvieron a aflorar nubarrones en el frente externo, justo en momentos en que la dinámica macroeconómica interna sigue mostrando un gradual deterioro, asociado a los primeros signos de una previsible desaceleración en el ritmo de crecimiento, una caída del superávit comercial y renovadas presiones cambiarias, a medida que va quedando atrás el “trimestre dorado” (como suele llamarse al segundo trimestre del año, en el que entra la cosecha gruesa) y se ingresa de lleno en el período pre-electoral, el cual usualmente suele ser más turbulento en materia de expectativas, ante posibles cambios en el rumbo de la política económica después de los comicios.En lo que constituye un nuevo revés judicial para la Argentina, la Cámara de Apelaciones de Nueva York falló en contra del país en el litigio por la deuda aún en default. La Cámara ratificó los fallos del juez de primera instancia, Thomas Griesa, que ordenaban al país a pagar el 100% de lo adeudado a los fondos litigantes, en materia de capital e intereses, por unos USD 1.330 millones. El tribunal rechazó, así, la fórmula de pago presentada por el país, que proponía un recorte similar al adoptado en los canjes de deuda de 2005 y 2010, a la vez que convalidó las disposiciones del juez Griesa en relación al Bank of New York, el agente de pago del país para la deuda reestructurada, respecto de que se abstenga de realizar el pago de dicha deuda, sin abonar al mismo tiempo lo dispuesto a los fondos litigantes. Si bien el fallo resulta claramente adverso, la Cámara suspendió su aplicación efectiva hasta que la
Corte Suprema de los Estados Unidos se expida sobre la apelación presentada por Argentina (otorgando lo que se conoce técnicamente como “stay”), por lo que momentáneamente se evita incurrir en un default técnico de la deuda reestructurada, si el país no abonaba lo dispuesto judicialmente antes del 30 septiembre, fecha del próximo pago de títulos que sí ingresaron a los canjes.
Habiendo transcurrido ya 12 años, el conflicto por la deuda que entró en default en el año 2001 sigue sin encontrar una solución definitiva. De los USD 101.000 millones de deuda que entraron en default ese año, unos USD 82.000 millones (81%) fueron reestructurados en el primer canje de deuda del año 2005, mientras que otros USD 12.000 millones (12%) se reestructuraron en una segunda renegociación en 2010. Sumando los dos canjes se había alcanzado para ese año un acuerdo con los acreedores por el 93% de la deuda en default, quedando pendiente de resolución unos USD 6.600 millones. De esta deuda que sigue pendiente de pago, unos USD 700 millones corresponden a los bonistas que fueron favorecidos por el reciente fallo de la Cámara de Apelaciones, cifra que se eleva a USD 1.330 millones cuando se incluyen los intereses devengados (el total de la deuda aún en default, considerando los intereses devengados, asciende a unos USD 11.000 millones).
Por otro lado, esta semana la cotización del Real en Brasil tocó su máximo desde la crisis internacional del año 2008/09. Este verdadero sacudón para la divisa brasileña, que llegó a tocar los R$2,5 por dólar, es una mala noticia para la industria y las golpeadas cuentas externas argentinas. Si bien sobre el final de la semana el mercado cambiario brasileño tendió apaciguarse luego que el gobierno de dicho país anunciara que estaba dispuesto a intervenir agresivamente con tal de controlar la devaluación de su moneda, la situación marca una primera idea de los efectos que tendrá el inminente cambio en el sesgo de la política monetaria estadounidense sobre las economías emergentes como Brasil y Argentina. Asimismo, esta presión sobre el Real ya impuso un piso al ritmo devaluatorio en nuestro país, que a razón de un centavo promedio diario, dejaría agosto como el mes de mayor devaluación de los últimos 4 años, con un alza de casi 20 centavos (3%) en tan sólo 30 días.
Todas estas noticias adversas desde el frente externo, tienen lugar en momentos en que el superávit comercial profundiza su caída, manteniendo bajo presión las reservas internacionales. En julio, el superávit comercial cayó un 40% interanual, acumulando una baja de 28% en los primeros 7 meses del 2013, en un contexto en el que las mayores ventas agroindustriales derivadas de la cosecha gruesa ya no alcanzan a compensar las crecientes importaciones de energía y, ahora también, de autos y sus piezas.
Por último, el nivel de actividad continuó creciendo en julio, aunque a menor ritmo que en el segundo trimestre, tras haber quedado atrás el pico de la cosecha gruesa, y ante la caída en la industria asociada al menor crecimiento en la producción automotriz y los cortes de energía. Según el IGA-OJF, la economía se expandió un 2,2% interanual en julio, lejos del alza del segundo trimestre (5,5%), acumulando un incremento de 3% en los primeros siete meses del 2013.