lunes, 19 de agosto de 2013

Acoso escolar

por Alejandro Chitrangulo

El  Acoso escolar o “bullying” es una forma grave y específica de violencia escolar, un maltrato normalmente intencionado y perjudicial de un estudiante hacia otro compañero, generalmente más débil, al que convierte en su víctima habitual. Suele ser persistente y reiterado, puede durar semanas, meses e incluso años.  
La mayoría de los agresores actúan movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar. No es un conflicto normal entre pares, sino que se trata de un problema sobre el que todos los adultos debemos involucrarnos y detener con urgencia.
Si bien hay determinados rasgos que nos hacen pensar que un chico tiene más posibilidades de verse involucrado en una situación de bullying, como hostigado o  como hostigador, todos los que participan en alguna medida están siendo afectados.
Las estadísticas son preocupantes
Según una reciente encuesta realizada por el Observatorio de la Convivencia Escolar de la UCA, 1 de cada 4 alumnos entre 10 y 18 años manifestó tenerle miedo a alguno de sus compañeros. 
En las edades más tempranas interviene más la agresión física directa y verbal, mientras que en el secundario se transforma en indirecto murmuraciones, amenazas, robos- y lo social -rechazo y aislamiento-, algo muy preocupante ya que la aceptación en el grupo es crucial. 
El 32% dice sufrir a veces agresiones físicas y el 62% agresiones verbales. Aunque también hacen autocrítica: el 62% confió haber maltratado a sus compañeros a veces y el 6% continuamente.
Otros datos revelan que los maestros y padres son los últimos en enterarse del problema. Ante reiterados hechos de violencia, el 57% de los niños se calla y del resto, el 70%, se lo
comunica a sus amigos, después a los padres y finalmente al docente. Esto hace que se incremente su invisibilidad, sea tan difícil de prevenir y mucho más complejo delinear estrategias para tratarlo. 
“Creemos firmemente que el bullying se aprende y, por lo tanto, también puede desaprenderse. No se trata de etiquetar ni humillar a los estudiantes que acosan, sino de ayudarlos a abandonar esa manera de comportarse”, explica la Lic. Candelaria Irazusta,  psicóloga del Departamento Infantojuvenil de INECO (Instituto de Neurología Cognitiva). 
“Para esto, es necesario que los adultos responsables  (padres y docentes) asuman que el problema existe, que es más frecuente de lo que parece, que tengan conciencia de su importancia  y de las consecuencias graves que puede tener y,  especialmente que ellos deben intervenir lo más pronto posible porque las situaciones de malestar crónico si no se detienen, crecen”, enfatiza la especialista. 
Señales de alerta 
- Cambio repentino en la asistencia a clase o en el rendimiento académico
- Éxito académico, parece el niño mimado o la niña mimada del profesor o de la profesora
- Le cuesta concentrarse en clase, se distrae con facilidad
- Se va tarde al recreo y regresa pronto a al aula
- Tiene algún tipo de dificultad en el aprendizaje
- Falta de interés en las actividades o en actos de la escuela
- Deja de asistir a actividades de la escuela que le gustaban
- Solitario, retraído, aislado
- Escasas o nulas habilidades sociales/interpersonales
- No tiene amigos ni amigas o tiene menos que otros estudiantes; poco popular, suelen elegirlo último o última para formar grupos o equipos
- Otros estudiantes suelen burlarse o reírse de el o de ella, se meten con el o ella, le toman el pelo, lo menosprecian y/o insultan. 
- Otros estudiantes lo molestan, y le dan patadas o golpes a menudo. 
- Utiliza un lenguaje corporal característico: hombros encorvados, cabeza gacha, no mira a las otras personas a los ojos, los rehúye
- Tiene una diferencia ostensible que lo aparta de sus compañeros o compañeras
- Prefiere la compañía de los adultos en los tiempos libres
- Frecuentemente enfermo
- Se queja frecuentemente de dolores de cabeza, de panza, etc
- Arañazos, moretones, ropa u objetos personales rotos o dañados sin una explicación obvia
- Repentino tartamudeo
- Tiene una diferencia de carácter físico que lo aparta de sus iguales: lleva anteojos, tiene sobrepeso o pesa menos de lo que debería, es mas alto o mas bajo que sus compañeros, habla raro, tiene un aspecto raro, anda raro
- Cambio es su pauta de comidas: pérdida repentina de apetito
- Torpe, descoordinado, le va mal en los deporte. 
(Fuente:INECO)