Informe semanal del Banco Ciudad
En el segundo trimestre del año se observó una previsible mejora del nivel de actividad, aunque con crecientes discrepancias entre las estimaciones oficiales y privadas, que no resultan inocuas. Asimismo, se observa un resurgimiento de las trabas comerciales, en un contexto de persistente caída de las reservas internacionales y un déficit energético récord.De acuerdo al IGA de Ferreres, la economía se expandió un 5,1% interanual (a/a) en junio, acumulando un incremento de 5,5% en el segundo trimestre y 2,8% en la primera mitad del año. Las estimaciones oficiales, por su parte, señalan que la economía vuelve a crecer a “tasas chinas”, habiendo difundido esta semana el INDEC un crecimiento del EMAE del 7,8% anual en mayo y de 4,9% en los primeros 5 meses de 2013.
Esta discrepancia entre los indicadores oficiales y privados no sería gratuita, ya que casi con seguridad gatillaría el pago del Cupón PBI en 2014, lo cual implicaría erogaciones por cerca de USD 2.700 millones y $4.900 millones el año próximo, explicando el rally reciente de los cupones. La única forma de que no se realice el mencionado pago es que la economía muestre una fuerte contracción en la segunda mitad del año (a una tasa anualizada de casi el 6%, no vista desde la crisis de 2008/09), o que las cifras oficiales de crecimiento sean revisadas a la baja cuando se publiquen los datos definitivos de 2013, pasadas las elecciones de octubre. En este delicado equilibrio entre buenas noticias pre-electorales y pagos de deuda (o caída de las reservas internacionales) se debaten las estimaciones oficiales de crecimiento.
En tanto, considerando los indicadores privados, aún estamos transitando por un proceso de recuperación más que de verdadero crecimiento, si se tiene en cuenta que el IGA recién está recuperando los niveles de fines de 2011. Asimismo, si bien la industria continúa mostrando un crecimiento interanual, en el margen registra una contracción. El IPI-OJF aumentó un eximio 0,6% a/a en junio, acumulando en el primer semestre una expansión de sólo 0,4%, sostenida
por la producción automotriz (18,9% arriba en lo que va de 2013). No obstante, el IPI cayó respecto a mayo (-1,7% sin estacionalidad), presentando una contracción en el segundo trimestre de 0,8%, que lo sitúa en niveles 4% inferiores a sus picos de 2011.
En materia de comercio exterior, contrariamente a lo que venía sucediendo en los últimos 4 meses, las exportaciones crecieron en junio a un mayor ritmo que las importaciones (8% vs 4%), lo cual de todos modos no fue suficiente para revertir la tendencia decreciente del superávit comercial, que en el primer semestre se contrajo un 26%.
El alza de las ventas externas se sigue sosteniendo en la mayor cosecha, mientras que los despachos de manufacturas industriales (MOI) registran un incremento del 3% anual, explicado completamente por las exportaciones de automóviles, que aumentaron un 58% a/a en junio (los despachos de MOI sin este último sector se desmoronaron un 23% en el mismo período).
En cuanto a las importaciones, en el último mes resurgieron las trabas comerciales, en un contexto de persistente caída de las reservas internacionales y un creciente déficit energético, que en el primer semestre sumó USD 3.200 millones, casi un 20% más que en todo 2012, explicando la totalidad de la caída del saldo comercial agregado en lo que va del año.
Con la vista puesta en el futuro, el acelerado deterioro del balance energético es lo que gatilló el apresurado acuerdo con Chevron por Vaca Muerta, aunque la magnitud de las inversiones necesarias para explotar plenamente la cuenca excede con creces dicho acuerdo, a la vez que los tiempos de maduración de las inversiones no permitirían revertir el desbalance energético en el corto plazo. En este escenario, comenzaron a encenderse las primeras luces amarillas con la caída reciente en los precios de las materias primas, derivada del enfriamiento de China, la reversión del ciclo monetario en EE.UU. y la salida de fondos de inversión en commodities. En el segundo semestre, con el ingreso de la cosecha estadounidense, se prevé que los precios caigan aún más, lo cual podría tender a compensar los efectos de la mayor cosecha local prevista para la próxima campaña agrícola, manteniendo bajo presión la balanza comercial (y las reservas internacionales) en 2014.