martes, 23 de julio de 2013

Fútbol: táctica y estrategia para la guerra

Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

  Tenía ganas de hablar de un futuro Torneo Inicial para el que varios equipos se han rearmado convenientemente, una competencia que a diferencia del último Torneo Final, se anuncia difícil y atractiva, con una inédita cantidad de probables candidatos, como si la paridad se hubiese logrado por superación y no supervivencia. Boca, Racing, San Lorenzo, Lanús, Vélez, tal vez River, más la posibilidad de sorprender de varios otros siempre latente, anuncian un salto de calidad para lo que resta del año. Tenía ganas de volver a hablar de fútbol, y previamente observar el partido entre San Lorenzo y Boca por la amistosa Copa de Invierno, un choque más que interesante entre dos de los que más alto apuntan. Pero no pudo ser, tres horas antes del partido se enfrentaron dos facciones de la barra de Boca en las inmediaciones de la cancha de San Lorenzo. Dos muertos, varios heridos de bala, uno en estado crítico, el saldo de un choque que por lo anunciado debió ser prevenido y evitado.
En mi última editorial abordé la cuestión de la seguridad haciendo foco en el crimen del hincha de Lanús en el Estadio de La Plata, hace ya más de un mes, a manos de la Policía Provincial que efectuó una innecesaria represión sobre un número reducido de hinchas visitante, un lunes laborable por la tarde. Con esa acción quedó claro que en la Provincia de Buenos Aires la orden es reprimir, el propio ministro de Seguridad y ¿Justicia?, el ex agente penitenciario Ricardo Casal, se puso al frente de la situación, tres oficiales fueron detenidos esa misma tarde, uno confesó ser el autor, dijo haber actuado así por sentirse en peligro, y en 48 horas la jueza Marcela Garmendia -cambiando la carátula condenatoria de la fiscal- lo puso en libertad,
con la salvedad de que las imágenes lo mostraban disparando a mansalva sobre gente que trataba de escapar. Casal presentó su idea para parar la violencia en el fútbol: No actuar sobre los motivos, reprimir a los violentos con más violencia. El botín por el que se pelean, un rédito económico absolutamente ilegal basado en  extorsiones varias, no parece ser tema del ministro. Si emplean el rigor que ensayaron la tarde que asesinaron sin piedad al Zurdo, posiblemente con tiempo y sangre logren derrotar a las barras, pero todo aquel  que concurra a la cancha en ese tiempo, sea hombre, mujer, anciana o niño, estará tremendamente expuesto a pagarlo con su sangre
La situación en la Capital pinta diferente. Todos sabían que se iba a producir este enfrentamiento. El periodista Enrique Gastañaga, en el diario Clarín del domingo último, anunciaba sin rodeos lo que horas después ocurrió. Un tema tan conflictivo como el enfrentamiento interno de la barra del equipo más popular, con jefes mediáticos que caen presos y son reemplazados por otros jefes que después no quieren devolver el mando al antecesor que recobró la libertad, el mediático Di Zeo en este caso, que volvió a las calles ante las cámaras al grito de “a todos los traidores, los vamos a matar”. Semejante llama encendida no pudo ser ajena al conocimiento del secretario de Seguridad del Ministerio de Defensa de la Nación, Sergio Berni. Es más, avisados que una de las fracciones iba a intentar conseguir entradas remanentes que se venderían en San Lorenzo, los dirigentes locales recibieron la orden no abrir las ventanillas, y de esa manera el choque no se produjo en las tribunas. Lo inexplicable es que a sabiendas del peligro que existía, en la zona donde se produjo el enfrentamiento a tiro limpio con casi cien disparos, con afiladas facas, doscientos energúmenos dispuestos a matar y a morir por el poder de su jefe se dieron a gusto ante una casi nula presencia policial, un simple primer cacheo compuesto por no más de treinta hombres casi desarmados, en una zona de predios deportivos. Siempre hay algún malpensado que asegura que para evitar el alto costo de un accionar represivo a meses del acto eleccionario, le prepararon un lugar más acorde para que diriman como quieran. El flamante ministro de Defensa, el ex diputado Agustín Rossi, no tomó cartas públicas en el asunto, fue el excéntrico ex teniente coronel Berni el portavoz de la decisión política del Estado Nacional: Apuntar la responsabilidad a los que facilitan el acceso al botín, los dirigentes de los clubes, ya sea por indefensión o connivencia. Casal mostró su juego de inmediato. Berni deberá profundizar sobre sus propios dichos con igual rapidez, y avanzar sobre la responsabilidad de los dirigentes, lo que debería acompañar con una larga serie de medidas preventivas para resguardo de aquellos que son víctimas de amenazas o extorsión. Pero que hay dos políticas diferentes para enfrentar un mismo problema de índole nacional, nadie puede dudarlo.  
Cuando mataron a Javier Jerez, la última medida que se tomó a nivel nacional fue que el Torneo se concluya sin hinchas visitantes, quedaban dos fechas por jugar. La liviandad y la premura de la decisión pronto fue expuesta por los propios dirigentes, en este caso los de Godoy Cruz de Mendoza, cuando por la 19ª fecha y ante Boca, los visitantes entraron como simpatizantes neutrales -una verdadera tomada de pelo- y definitivamente olvidada en ocasión de la final entre Vélez y Newell’s, en los partidos de Copa y en los amistosos de invierno, con las barras bravas presentes y en acción ante la vista gorda de los organismos de seguridad respectivos. Como si hubieran recibido la orden de solucionarlo no importa como, cada gobierno anuncia aplicar su política. Berni ya anunció que en todo el país el fútbol arranca sin público visitante, Casal vigila agazapado y en silencio el horizonte provincial por si vienen los malones, los clubes siguen celebrando contratos millonarios y sus planteles entrenan sin saber aún como sigue esta historia. Los hinchas fluctúan entre el entusiasmo y el espanto porque saben que este semestre a la cancha habrá que ir con armadura.