por Juan Pecoraro*
Yo sé que mucha gente no cree en la política y en los políticos, son los casos de dirigentes que no quisieron o no pudieron hacer lo prometido, que cercenaron con su accionar la esperanza de grandes sectores de la sociedad.Pero siempre hay alguien que es capaz de encender la lucecita de la esperanza todas las veces que sea necesario, me refiero al Papa Francisco, cuyas expresiones y acciones van dirigidas hacia a aquellos que menos tienen, a los pobres y desamparados.
Creo en Dios, el de los judios, musulmanes, evangelistas, católicos, el Dios de todos lo seres humanos, y me siento obligado a seguir el ejemplo del Papa de la esperanza, el Papa Francisco, porque de otra manera no tendría sentido, si hiciera lo contrario.
Tengo la esperanza como parte de la sociedad argentina tan convulsionada por la falta de valores y principios que a través del voto de la gente, pueda revertir esta realidad y estar donde hay que estar, y evitar el castigo; y no el de los hombres, porque la justicia terrena por lo general es lenta y se diluye en el tiempo, sino a la justicia del Dios de todos y en el camino que nos señala el Papa Francisco, el Papa de la esperanza.
(*) Precandidato a primer diputado provincial de Lista 502, U-Unir, de Compromiso Federal