Informe Económico Semanal del Banco Ciudad
La economía mundial comenzó a asimilar posibles cambios en la política monetaria híper-expansiva llevada adelante por la Reserva Federal durante los últimos años, con impactos negativos en bolsas, monedas y commodities, de los cuales la Argentina no salió indemne.Según las minutas de la última reunión del comité de mercado abierto de la FED, varios de sus miembros expresaron su disposición a retirar gradualmente los estímulos monetarios a partir de junio, algo que Bernanke confirmó ante el Congreso de los Estados Unidos.
En este marco, el rendimiento de los bonos del Tesoro norteamericano a 10 años comenzó a capturar la expectativa de una futura suba de tasas, mientras que los índices bursátiles S&P 500, Dow Jones y el DAX alemán acumularon caídas del 2% al 5%, desde sus récord históricos de fines de mayo, interrumpiendo el rally alcista verificado desde comienzos de año.
Como era de esperar, una posible corrección en la política monetaria de Estados Unidos gatilló una salida de fondos de las economías emergentes, con impacto en los distintos índices bursátiles y monedas. En el caso de Brasil, el BOVESPA se contrajo 12% desde que se dieron a conocer las últimas minutas de la FED, a la vez que el real se depreció un 7%, acentuando la tendencia observada desde inicios de 2013 y tornando estériles los intentos por acelerar la pauta devaluatoria en Argentina (el Real cotiza hoy a R$/USD 2,15, mientras que en diciembre lo hacía a 2,07 y a fines de 2011 a 1,85).
En determinadas latitudes estos movimientos tuvieron, además, algunos condimentos propios, como la crisis política en Turquía y la aceleración de la inflación en Venezuela, que trepó al 6% en mayo y algunos analistas ya alertan sobre una híper. Para fondos de alto riesgo, una opción hubiera sido desarmar posiciones en Venezuela y comprar activos en Argentina, pero la inminente resolución del litigio con los fondos buitre, los avances sobre la justicia local y el proceso electoral en marcha, mantienen elevado al “riesgo argentino” (el
MERVAL cayó casi 10% desde fines de mayo, mientras que el riesgo país aumentó 65 puntos básicos, hasta 1.192). Sólo los commodities resisten medianamente el embate, sostenidos por sus propios fundamentals, manteniéndose la soja en torno a los USD 560 por tonelada y el barril de petróleo en USD 95.
Por ahora, se trata de cambios en el margen, pero que encienden las primeras luces de alerta sobre un cambio del escenario externo extremadamente positivo del que gozó Argentina hasta ahora, y pese al cual la economía no exhibió un crecimiento en los últimos dos años. También implica una paradoja: cualquier noticia positiva sobre la economía norteamericana, que hasta hace un mes habría dado inequívocamente lugar a un rally alcista a nivel global, ahora es leída por el mercado como un indicio más de un posible endurecimiento de la política monetaria de la FED, impactando negativamente sobre los mercados emergentes como Argentina. En este sentido, la próxima reunión de la Reserva Federal, la semana entrante, será determinante para definir una tendencia, en la medida que las autoridades podrían intentar aplacar las expectativas de una corrección inminente de tasas.
Con todo, se trata de datos que no son tan relevantes por su impacto a corto plazo, sino por el cambio que subrepticiamente plantean a mediano, tanto en lo referido al escenario externo que enfrentará el gobierno después de los comicios de octubre (cuando tenga que empezar a corregir, con la habilidad de un orfebre, los distintos desequilibrios acumulados, sobre todo, en materia cambiaria), pero fundamentalmente para quien tome el poder en 2015, para cuando las tasas de interés globales (hoy cercanas a cero) podrían acercarse a sus promedios de mediano y largo plazo. Nuestra propia historia nos indica (dolorosamente) que un aumento en el costo del dinero, un dólar fuerte y cierta debilidad en los precios de los commodities, son siempre malas noticias para una pequeña economía abierta como la argentina.