Los Centros Educativos Municipales son un desastre. La gran mayoría está en decadencia y son sostenidos por colaboraciones de los propios padres que llevan a sus hijos. Mientras el municipio, según rendiciones de cuentas, sigue gastando miles de pesos en alimentos, micros, guardapolvos y más, basta con ir a cada jardín municipal y comprobar que la mercaderia nunca llega. En algunos sólo llega un poco de pan, que los niños ni siquiera prueban porque es viejo. A otros llega un poco de dulce de batata o un alfajor marca Fulbito. Hay muchos de estos centros que ni siquiera tienen artículos de limpieza.
Hoy cayó la inoperante directora Marcela Rubiolo reemplazada por la concejala Graciela Lizarraga, quien no abrió la boca ni para aportar una idea desde 2007 en el deliberativo. Pero quien maneja estos 18 centros es la subsecretaria Zulma Pessagno de Carli -la famosa compradora de los plasmas en Tandil- a quien ni siquiera se la ve en su oficina.