por Lisandro Martínez
lisandromartinez47@yahoo.com.arEl género esperpéntico lo creó Ramón del Valle Inclán en sus historias de los círculos del poder con rasgos grotescos, absurdos y cínicos, mostró la degradación del funcionariado, la fusión de conductas humanas y animales, mezcló el mundo real con las pesadillas. Mostró la imagen fiel de una realidad deforme y siniestra en la España anterior a la revolución obrera de 1936.
Don Ramón escribió con la destreza de un maestro lingüístico: “Farsa y licencia de la reina castiza”, tomando los últimos años del reinado del absolutista Fernando VII, período en que el régimen va cuesta abajo. Lo que siguió fue la monarquía de Isabel II, una serie ininterrumpida de conspiraciones, revueltas y camarillas. La caricatura que describe don Ramón es protagonizada por intrigantes. Las claves históricas y literarias que expone ayudan para la mejor comprensión de la España 1920/1936.
¿No nos merecemos acaso los sufridos nativos de “la gran deudora del sur” que se corporice un don Ramón vernáculo que exponga en clave de farsa nuestro drama siglo XXI?
¿No estamos acaso en presencia de otra “cort de la milacre” donde los pícaros de día roban y de noche se reparten el botín mientras una manga de inútiles asalariados conchabados como funcionarios aplauden?
El choque de trenes en Castelar además de las características de saqueador de fondos públicos y blanqueador de dinero de la delincuencia, le agrega al gobierno y sus integrantes la de reincidentes criminales.
Al esquema mafioso con que se gobierna algunos lo consideran corregible si los puestos son ocupados por hombres probos; esta fantasía hay que revisarla a la luz del aforismo de Bill Clinton cuando señaló: “No seas estúpido, así es el capitalismo”, sofrenando discusiones
intelectuales que no correspondían a la hora de repartir la guita.
Es el régimen de explotación y producción el que determina las relaciones sociales, el que produce estos resultados atroces contra el pueblo, y es lógico y casi cantado que el último episodio que debamos protagonizar para acabar con semejante latrocinio sea una pueblada que ponga fin a tanta desidia explotadora y criminal.
Hace 32 meses la presidenta de la Nación señaló frente al asesinato –cometido por la cúpula de la Unión Ferroviaria, sus socios en la explotación del negocio ferroviario- que en los ferrocarriles no habría más trabajo tercerizado. En junio de 2013 están trabajando en las líneas ferroviarias otra vez más de 2000 tercerizados.
En la línea Sarmiento, a través de la tercerizada Cy5 se trabajan jornadas de 12 horas recorriendo en moto para vigilar desde Moreno a Caballito y viceversa a cambio de $ 3.500 mensuales. Esta inseguridad permanente donde el sobrexigimiento físico coloca al motociclista en la ruleta rusa de accidentes por cansancio, es una muestra más del cinismo presidencial, acompañado de su equipo de mentecatos y aplaudidores que le dan el encuadre de una corte de los milagros. Ahora, nadie juzgue esto como producto de psicópatas incurables -aunque lo son-: la tercerización es el modo que encontró el régimen cristinista de saquear a la clase obrera y a la nación en provecho propio, a través de la obra pública y los subsidios.
Luego de 16 meses de la masacre de Once, la Presidenta y su equipo no han producido nada para evitar nuevos descarrilamientos y víctimas. Por el contrario han reabierto el acuerdo comercial con uno de sus principales testaferros, la familia Cirigliano. Son sus talleres (ENFER) los que han “refaccionado” el material rodante, pintando a nuevo vagones de la década de los 80 y pretendiendo presentarlos como flamantes pero en el apuro dejaron techos mal terminados donde se ven los estragos del óxido en chapones viejos. Además se pagó un millón de dólares por vagón. El parloteo del “revolucionario” Randazo en un gobierno de la clase obrera no lo salvaría de la cárcel. Randazzo puede mentir, mentir y mentir porque como dijo Billy “Así son las relaciones capitalistas”.
Frente a Randazo que como un patético muñeco señala, como lo hiciera Schiavi, ¡otra vez! al conductor como responsable del choque, están las experiencias de trabajadores del transporte que dicen comentando en Clarín 15/6/20013: “Habiendo trabajado en una empresa de colectivos con un taller desbordado, con muchos colectivos inservibles y los del taller los sacaban igual. Muchas veces con frenos o con kilos de aire que no correspondían y al chofer lo obligaban a sacarlo o lo echaban y cuando no se lo daban a uno se lo daban a otro. Después en el dia si el colectivo chocaba le iba un parte al chofer y la culpa siempre es del chofer, aunque NO quiera sacarlo porque no está en condiciones, me imagino que sacar una formación de esas debe ser exactamente lo mismo. Encima estos “forros” andan diciendo que el chofer es un talibán. ¿Comisión investigadora? ¡Ja, ja, ja!”
Para dar fe de cómo está conformado un gobierno esperpéntico apareció un amigo íntimo de Randazzo, Ariel Franetovich, quien en Chivilcoy fue empleado de un juzgado, director de Tránsito, más tarde juez de paz y ahora responsable de la CNRT; este ubicuo paracaidista presentó una serie de documentos donde demostraría la responsabilidad del conductor.
Pero como la crisis es machaza, el burócrata Maturano de La Fraternidad -que responde a otra camarilla- negó toda veracidad a los dichos de Randazzo: “Una señal en precaución, la otra apagada y la otra, dicen, a peligro. La que estaba apagada la vi yo: estaba apagada y venía así hacía varios días”. Maturano agregó “alguna anomalía había” en el tren que chocó al otro. “Esa formación la rechazamos varias veces, fue al taller donde fue reparada. Pero cuando el tren chocó el único coche que no frenó es el del conductor, mientras que los otros siete sí, frenaron todos”. (La Gaceta de Tucumán 15/6/2013).
1. Juicio y castigo a los responsables de Once, Castelar y todas las tragedias ferroviarias.
2. Investigación de los subsidios millonarios otorgados, apertura de los libros de las empresas. Ejecución de su patrimonio si se comprueba desvío de fondos u otra corruptela.
3. Fuera los privatizadores, nacionalización del sistema ferroviario bajo control y gestión obrera, incluidos los talleres.
4. Juicio al funcionariado político encargado de los ferrocarriles.
5. Plan de reconstrucción del sistema ferroviario, financiado con los recursos que se destinan a los Roggio-Cirigliano-Romero y los de la deuda usuraria.
(*) Miembro del PO