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martes, 18 de junio de 2013

Asinaturas pendientes

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Increíblemente, aquel Lanús de principios de torneo que tanto añoramos y que por más de diez fechas esperamos en vano que retorne, el domingo por la noche, algo tardíamente, reapareció en La Fortaleza para aplastar a River por la 18ª fecha y por el infrecuente marcador de 5 a 1, una de las peores derrotas de la historia de la entidad de Núñez. El resultado fue el reflejo de una notable superioridad del elenco de Guillermo Barros Schelloto, lo que en el argot futbolero se llama lisa y llanamente un flor un baile que deja con vida a Lanús en la lucha por el título, aunque en una situación casi imposible, ya que para eso el próximo miércoles debería dar vuelta la derrota parcial por 0-2 ante Estudiantes en La Plata por la 17ª jornada, mini partido de dos tiempos que completarán los 45 minutos de juego que faltan disputarse, luego de la suspensión del encuentro a causa de los graves incidentes provocados por la policía bonaerense, fuerza que debía brindar seguridad a los asistentes y que en cambio terminó fusilando a mansalva a los parciales de Lanús, provocando la imperdonable muerte de Javier Jeréz, miembro de la Subcomisión del Hincha del club, dejando además un indeterminado número de espectadores heridos.
Mas allá del placer que significa ver jugar bien al equipo y superar de la forma que lo hizo a tan relevante adversario, a los simpatizantes granates nos queda el sabor amargo por la certeza que de haber mantenido aunque sea en parte este andar, otra sería la definición del Torneo Final que Newell’s tiene prácticamente a su alcance, ya que con solo lograr un punto en Rosario ante Argentinos por la última fecha será el campeón, independientemente de los resultados del grana en La Plata y en su visita a San Lorenzo cerrando su participación el domingo próximo. Ayer Lanús volvió a ser aquel que tanto nos había ilusionado, que luego desapareció para entregar una imagen pálida e inofensiva y así dejar paso a Newell’s, de marcha victoriosa y andar más regular, aunque no sin tropiezos que sus perseguidores no pudieron aprovechar. Ganar un torneo de punta a punta y con amplitud, es para Lanús un sueño por cumplir.
Corría el mes de febrero del presente año y todo estaba comenzando, cuando descartando a los de doble competencia comprendimos que de no mediar una sorpresa, Lanús y River tenían las mayores posibilidades de quedarse con el torneo dado que los equipos prácticamente no se habían reforzado -solo se permitían dos incorporaciones- y que los milagros en el fútbol cada vez resultan más infrecuentes. Y en ese contexto imaginábamos una
fecha 18ª con sabor a gran final, un gran choque definitorio que para los granates sabría a revancha de aquel ya muy lejano torneo de 1956, en el que Los Globetrotters dejaron su sueño de campeón en la vieja cancha de madera de Arias y Acha ante los sucesores de La Máquina de River, que lo terminó venciendo por 3 a 1 luego de un primer tiempo en el que el local se fue a los vestuarios victorioso por la mínima, cuando en el trámite había sido muy superior. Esa tarde fue un antes y después en la historia granate, y todo indicaba que 47 años después, la noche del domingo que pasó podría haber sido la gran revancha. No se dio, y sigue siendo una asignatura pendiente. 
Lanús ganó el encuentro con una gran actuación, pero  fue en este torneo que parecía suyo y que dejó escapar vaya uno a saber por que motivos, que el estigma de Los Globetrotters reapareció con más fuerza. Solo sabemos que desde la 7ª fecha en adelante no pudo vencer rivales menores como Quilmes, este pálido Boca, Unión, Atlético Rafaela, Independiente y Tigre, con todos ellos empató, lo mismo que con el bravo Belgrano, venciendo apenas a All Boys (9ª fecha) y al Argentinos de Caruso Lombardi en La Paternal por la fecha 12, cayendo ampliamente en San Juan ante San Martín por la 15ª, única derrota hasta hoy, sin contar la parcial ante Estudiantes que deberá saldar en 48 horas en La Plata. Fue un gran bajón, y no sabemos porqué. Y esta resurrección futbolística tardía no hace más que profundizar la herida de la espina que tenemos clavada desde que la ilusión se empezó a desdibujar de la mano del juego anodino del equipo. No vamos a ser nosotros, los hinchas granates, quienes apaguemos la débil llama de esperanza de campeón que aun mantiene, pero si podemos afirmar que se ha perdido una chance tal vez irrepetible que obtener esa esquiva tercera estrella. Es evidente que Newell’s tiene todo para servido como para festejar.
A propósito de la entidad rosarina, una breve reflexión: Cuando se inició el ciclo 2012/2013 que a punto está de concluir su situación era exactamente igual a la de Independiente, que por primera vez en su historia jugará en la segunda categoría. En junio de 2012 ambos arrancaban con el mismo promedio (1.184, con 90 puntos en 76 partidos disputados), ambos se trataban de recuperar de nefastas conducciones como la de Eduardo López y Julio Comparada respectivamente, y en los dos asumieron socios bien intencionados. Pero mientras en Independiente recalaban nombres de pasado esplendor, a Rosario llegaron valores de la talla de Gabriel Heinze, Maxi Rodríguez e Ignacio Scocco, futbolistas que volvían de Europa aún en plenitud llamados por el amor a los colores, percibiendo ingresos acordes al mercado local. El resultado está a la vista Recordando las maniobras de cada apertura de libro de pases perpetradas por José Sand en sus intentos por retornar, hablándole a los hinchas con el corazón y a los dirigentes con un bolsillo demasiado ambicioso, podemos asegurar que en Lanús la del amor por los colores de los surgidos en la casa, también es una materia pendiente de rendición.