por Alejandro Chitrángulo
La aparición de las canas en la cabellera dan la apariencia de que se es mayor, ya que a medida que vamos envejeciendo nuestro cabello se va tornando blanco, por esta razón, hay muchas personas que quieren evitar las canas y más aun si estas aparecen antes de tiempo. La aparición del primer cabello blanco supone un auténtico shock ya que, erróneamente, se interpreta como síntoma inequívoco de vejez. Básicamente, una cana es un cabello que ha perdido su color natural, debido a la disminución progresiva de la producción de la melanina, que es la sustancia responsable de la tonalidad capilar. Esta “ralentización” suele estar asociada al proceso de envejecimiento, pero no siempre es así ya que, bien por genética o debido a otras causas, hay muchos veinteañeros que, literalmente, ”peinan canas”.Hace unos años que Desmond Tobin, profesor de biología celular en la Universidad de Bradford (Reino Unido), llegó a la conclusión de que en el folículo de la raíz del pelo existe una especie ”reloj biológico” que puede frenar o incluso detener por completo la actividad de los melanocitos que fabrican pigmento para nuestro cabello, lo que hace que éste se vuelva gris o blanco.
Tratamiento anti-canas
Hace algún tiempo científicos descubrieron que pacientes oncológicos que habían recibido tratamiento de radioterapia recobraban su antiguo color de pelo. Según Jonathan Rees, profesor de dermatología de la Universidad de Edimburgo, la clave está en el receptor melanocortina 1, que controla la relación entre la eumelanina -la base para el pelo oscuro- y la feomelanina, la del cabello rubio o pelirrojo, dentro del folículo.
Según un nuevo estudio europeo publicado en la revista The Faseb Journal las canas podrían
tener sus días contados. Sus autores han demostrado que las personas encanecen como consecuencia de un proceso de estrés oxidativo masivo que implica la acumulación de peróxido de hidrógeno en el folículo piloso del cabello, lo que hace que el pelo se blanquee a sí mismo desde dentro. Y lo que es más importante, han comprobado que este proceso se puede remediar y “curarse” con un tratamiento desarrollado y patentado por los propios científicos que consiste en la activación de una pseudocatalasa modificada (PC-KUS) usando luz ultravioleta.
Ahora, por primera vez en la historia, se ha desarrollado un tratamiento real que llega a la raíz del problema y repigmenta el pelo canoso. Por si esto fuera poco, el método usado para tratar el pelo cano también ha demostrado ser una cura eficaz frente a una enfermedad cutánea degenerativa llamada vitíligo, que causa despigmentación de algunas partes de la piel por la destrucción masiva de melanocitos y afecta a un 1% de la población.
El pelo y el estrés
Cuando estamos sometidos a demasiado estrés, el ADN de las células se resiente y sufre daños, lo que puede desencadenar en cáncer. Unas de las primeras células en notarlo son las células madre que dan lugar a los melanocitos de los folículos pilosos, situados en la raíz del pelo y encargados de darle color. Según han averiguado Emi Nishimura y sus colegas de la Universidad Médica de Tokio, cuando estas células se dañan se transforman masivamente en melanocitos maduros y dejan de multiplicarse. De este modo, explican los investigadores en el último número de la revista Cell, se eliminan células peligrosas potencialmente pre-cancerosas, impidiendo que se formen tumores. La consecuencia inmediata es que el pelo pierde su capacidad de producir pigmentos y se llena de canas.
En el cabello se puede medir el estrés
Según revela un estudio de la Universidad de Western Ontario que se publica en la revista Stress, el análisis de un marcador biológico presente en el pelo muestra el estrés sufrido en los meses anteriores.
Se trata del cortisol, una hormona cuya secreción es mayor durante los momentos de estrés. Tradicionalmente sus niveles se han medido en el suero, la orina y la saliva, pero estos análisis sólo muestran el estrés en un momento puntual. Sin embargo, el cortisol se captura también en el pelo y, según explica Gideon Koren, responsable del estudio, “de media, el pelo crece un centímetro al mes y si tomamos una muestra de pelo de seis centímetros de largo podemos determinar los niveles de estrés durante seis meses midiendo el nivel de cortisol en el cabello”.
Con esta técnica, los investigadores han podido hacer una evaluación exacta de los niveles de estrés en meses anteriores a un ataque cardiaco, proporcionando la primera evidencia directa de que el estrés crónico juega un importante papel en los problemas cardiovasculares.
En concreto, en el estudio, se recopilaron muestras de pelo de tres centímetros de largo de 56 hombres adultos del Centro Médico Meir en Kfar-Saba (Israel) que sufrían ataques cardíacos, así como de un grupo control sin problemas de corazón. Los niveles de cortisol en el pelo en los anteriores tres meses eran muy superiores en los pacientes de ataque cardíaco en comparación con el grupo control. Y la prevalencia de diabetes, hipertensión, tabaquismo y antecedentes familiares de enfermedad arterial coronaria no diferían entre los grupos, por lo que el contenido de cortisol en el pelo se presentaba como el predictor más fuerte del ataque cardíaco.
Si bien los estresores como los problemas laborales, conyugales y financieros se consideraban vinculados al mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular, hasta ahora no se contaba con un marcador biológico para medir el estrés crónico.