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jueves, 18 de abril de 2013

Nada detiene el avance K sobre la libertad


por Claudio Albanese*

He tratado de entender esta nueva iniciativa del Poder Ejecutivo Nacional, denominada: “Democratización de la Justicia”, leyendo sus intenciones en cada una de las leyes propuestas y encarando un análisis, aunque cueste, desapasionado de pensamientos hacia el gobierno.
Sin ser abogado ni especialista en estos temas, me ha inspirado el recorrer algunas cuestiones que creí debían ser comparativas a la hora de fijar posición al respecto, como nuestra carta magna la Constitución Nacional, los pactos internacionales y las palabras que resumen a un estado soberano: libertad, igualdad y autonomía de poderes.
Sinceramente, creo, una vez más, que el riesgo que este “modelo” impone a nuestra nación, es sumamente grave, por cuanto cada ley, de las seis propuestas, invade agresivamente la independencia, no sólo del Poder Judicial, sino, también, del Poder Legislativo, en el marco de una dependencia burda de hombres y mujeres que representan los intereses de todos los ciudadanos de cada provincia, y que esa misma ciudadanía no tiene, ni tendrá posibilidad de emitir opinión sobre este tema y manifestarlo por medio de sus representantes, quienes solo responderán, como vienen haciéndolo, a la presidenta de la Nación.
Crudamente, siguiendo su estilo y pensamiento, la diputada Diana Conti expresó: “Las mayorías deben serlo en los tres poderes”. Esta visión es la más clara definición del modelo impuesto en Argentina, desde 2003, y que tiende a concentrar el poder en una sola persona, que decidirá por todos nosotros en cada cuestión de nuestras vidas.
Las leyes propuestas son un avasallamiento a nuestra Constitución, una negación profunda a los acuerdos internacionales asumidos por nuestro país y una muerte segura del federalismo, de la independencia de poderes y de la libertad consagrada por nuestros padres fundadores en 1854.
Nada parece detener el avance sobre la libertad de prensa, sobre la libertad de pensamiento
y, fundamentalmente, sobre la libertad de vivir en una sociedad, donde podamos expresarnos y suscribir otros modelos de participación.
La Argentina chavista, del sometimiento y el silencio, está concretándose. Parece que nada la detiene en su establecimiento pleno. Ningún gobierno o modelo que haya tenido nuestro país, salvo las dictaduras golpistas, fue tan lejos en el cercenamiento de las libertades individuales y de la desaparición sistemática de los poderes que hacen a una democracia cierta.
Lo más triste que nos puede pasar a quienes creemos en una Argentina Libre, es que nos gane la impotencia, que empecemos a sentir que es una batalla perdida, que no hay salida.
Vamos en camino hacia una dictadura del pensamiento único y debemos comprometernos, participar y trabajar en la defensa de la libertad.
  “La libertad no es una mera idea, una linda abstracción, más o menos adorable. Es el hecho más práctico y elemental de la vida humana. Es tan prosaico y necesario como el pan. La libertad es la primera necesidad del hombre, porque consiste en el uso y gobierno de las facultades físicas y morales que ha recibido de la naturaleza para satisfacer las necesidades de su vida civilizada, que es la vida natural del hombre, por excelencia.
  “En este sentido, la libertad no es ni más ni menos que el gobierno expedito de sí mismo. Ser libre, es gobernarse a sí propio. La libertad es el mejor de los gobiernos, por esta razón palpable y natural: que como nadie es más amigo de sí mismo que uno mismo, nadie es mejor juez ni más fiel administrador de lo que interesa a su propia existencia que uno mismo”.  Juan Bautista Alberdi.
(*) Dirigente del Pro Lanús