jueves, 18 de abril de 2013

Hoy salimos a la calle


por Heriberto Deibe*

Hoy la gente sale a la calle a defenderse de un relato mentiroso y corrupto.
La población sale, esta vez, a poner su propio cuerpo.
Y clama: No a la inseguridad. No al monopolio de la opinión. No a la Inflación. No a la expoliación de sus dineros.
Seguridad es un basta a las 56 vidas que ya se llevó la delincuencia en estos últimos 100 días.
No a la inflación es un basta a no poder comer, a no poder vestir a sus hijos, a ese dinero que se les escurre de las manos. Ya qué importan las estadísticas si la verdad oprime el pecho cuando no se llega a la leche para los niños. Qué les importa. 
No a la corrupción porque ya entendieron: mata. Y es Cromañon y la Tragedia de Once y son las inundaciones. 
La población hoy sale a defender su propia vida porque la política ha sido incapaz de escucharla. 
Las razones son las de ellos, no la de los dirigentes.
Y nada de todo esto se consume en conceptos abstractos: Nuestro pueblo ya entendió.
Lejos quedó la imagen de esos caceroleros de Barrio Norte indignados por el cepo cambiario.
Hoy nuestra gente sale a la calle como pueblo oprimido, demudado, desconcertado y sin
liderazgos: Serán como ovejas que vagan en abismo, tras abismo. Como ovejas sin pastor.
Una vez más, les han mentido. 
Añoran la paz del descanso de aquel que trabaja con dignidad y lleva el sustento y cobijo a su familia.
Añoran el respeto de sus pares, el respeto a los mayores, la paz de conciencia.
Añoran el debate franco, añoran la verdad.
Y así se verán en las plazas de todo el país: ojos reflejándose en otros ojos; caras espejadas en otras caras, reconociéndose todos Uno, juntos, en ese Nosotros que la política ha sabido tan bien escarnecer.
Políticos altivos, necios, facciosos, sectarios, mentirosos.
El pueblo, esta vez, sale a defender su propio cuerpo, despojado, a tumba abierta.
Querrán que no los maten más de frío, de hambre, de droga, de robo, de desolación, de vergüenza.
Una lección para todos aquellos que se desentienden de toda vocación de servicio.
Una lección para toda la política, para toda.
  (*) Concejal, de La Juan Domingo