por Eduardo Florio*
Bien lo decía Borges “De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”.Los que militamos en política sabemos que la vinculación entre la imaginación, la memoria y la libertad es intensa. Cuando desde el poder se limita, se “encarece” se reduce el ámbito de circulación de los mismos, o bien se los restringe en contenidos, la sociedad enferma…se entumece y es presa de los signos totalitarios que invaden los espacios privados y adormecen la libertad de pensamiento.
Para abrir los espacios de libertad, comencemos por “liberar” los libros que hayamos leído. Es desconocido destinatario sabrá qué hacer. Como el pescador que vuelve su presa al rio. Encuentra alegría, se empodera, y da poder a los otros. Se trata de democratizar la cultura. La información da poder, o lo conservamos o lo hacemos circular. Algunos radicales han optado. Y lo han hecho bien.
Sin estridencias… sin violencia… así se le gana al desánimo. Ampliemos los horizontes de la libertad. Participemos de una actividad plural, que admite la diversidad, que preconiza la libertad y que fortalece la democracia a través de diálogo.
Un libro nos abre al pensamiento plural, a un ejercicio creador.
Será bueno que nuestras plazas se llenen de hojas-libros. Los habitantes se irán construyendo como ciudadanos plenos. Y seguramente la democracia saldrá fortalecida.
No hay convocatoria (es una palabra muy altisonante). Es una cordial invitación a sumarse.
Veremos dónde nos encontramos.
Con afecto.
(*) Ex senador provincial