lunes, 17 de diciembre de 2012

La semana en pocas palabras


Informe Económico Semanal del Banco Ciudad 

La inflación volvió a acelerarse en noviembre. Según las estimaciones privadas compiladas por el IPC-Congreso, la suba de los precios al consumidor promedió un 1,8% mensual, superando la del mismo mes de 2011 (1,4%). En términos anuales, el incremento trepó al 25%, en lo que fue el máximo registro en más de dos años.
Los precios de los alimentos continuaron teniendo un importante aporte a la inflación del mes, a partir de incrementos en verduras y otros productos básicos, como lácteos y panificados. También se destacaron las subas en los precios de indumentaria, servicios básicos y turismo, un rubro que, con fines de semana largos en prácticamente todos los meses del año, ha ido perdiendo estacionalidad y viene anticipando un “verano caliente” en materia de precios en los principales centros turísticos del país, fruto de las restricciones cambiarias que desalientan el turismo en el exterior.
Ahora bien, dejando de lado los detalles micro del mes, el dato más impactante es que el año 2012 finaliza con una clara aceleración inflacionaria, pese al estancamiento económico. De acuerdo a las mediciones privadas, la suba de los precios al consumidor quebró la barrera del 25%, superando en más de 2 puntos su marca del año pasado (22,8%). En contraposición, el nivel de actividad acumula una contracción de 0,3% entre enero y octubre de acuerdo al IGA-OJF, tras expandirse a una tasa del 5,8% en 2011. Así, el 2012 finaliza con la segunda mayor inflación de los últimos 6 años, acumulando un incremento de 235% desde fines de 2006, cuando profundiza su tendencia ascendente.
Nuestro país mostró en 2012 una dinámica muy distinta a la del resto de las economías de la región. El crecimiento en los países de América Latina si bien se moderó, se mantuvo en terreno positivo, en conjunción con tasas de inflación de un dígito. Excluyendo a Venezuela y Argentina, las principales economías latinoamericanas mostraron –en promedio- tasas de inflación de 5%, junto con una expansión del 4%. Países como Perú, Chile, Colombia y México, exhiben tasas de crecimiento de entre 6% y 4% anual, con inflaciones inferiores al 5%. Sólo mostraron un peor desempeño relativo Brasil y Uruguay, destacándose en el primer caso un frágil crecimiento (de 0,7% en lo que va de 2012, junto con una inflación del 5,5%), mientras que en el caso uruguayo sobresalió cierta aceleración inflacionaria (9%). Mención
aparte merece Venezuela, país que venía presentando un comportamiento similar al de Argentina, pero que finaliza el 2012 con un crecimiento significativo (5,6% en el primer semestre) y una inflación en descenso (pasó del 29% en 2011 al 18,5% en el corriente año).
Aunque hay causas concurrentes, detrás del escenario “estanflacionario” local (con aceleración de la inflación y estancamiento del nivel de actividad) se ubica la fortísima expansión monetaria (a un ritmo cercano al 40% anual), que alimenta la suba de precios y sostiene las expectativas inflacionarias, impulsada por las necesidades de financiamiento del Tesoro Nacional. A lo anterior, se suman la brecha abierta entre el dólar oficial y paralelo (con un salto del dólar “blue” del 25% anual, que impacta en la fijación de precios de distintos productos transables, pese al suave deslizamiento del tipo de cambio oficial), además de las trabas al ingreso de productos importados, que permitieron a los productores nacionales trasladar las subas de costos internos a precios, sin poner en peligro su cuota del mercado local.
En este sentido, y a contramano del discurso oficial, no hay ninguna evidencia que indique que hay más concentración económica en nuestro país que en el resto de la región, pesando mayormente los efectos de la protección comercial sobre la política de fijación de precios. Asimismo, en un contexto de alta inflación, los consumidores dejan de contar con precios de referencia, lo que permite que hasta el pequeño comerciante pueda comportarse como un “monopolista”, fijando márgenes por encima de los normales en un escenario de estabilidad, exacerbando el proceso de remarcación de precios. Por último, y también contradiciendo la tesis oficial, la inflación de alimentos está lejos de ser un fenómeno global en 2012, sino uno de índole mayormente local (según estimaciones del FMI, los precios internacionales de los alimentos disminuyeron un 2,8% interanual en promedio entre enero-noviembre de 2012).
Con todo, en la medida que no tienda a recuperarse la consistencia de la política fiscal y no cambie la dinámica monetaria (algo difícil de prever en un año electoral), la inflación seguiría en ascenso en 2013.