Es que había sido una sesión muy dura, con Salvador Baratta bramando contra el oficialismo que le había hecho un apriete mafioso por TV (ver aparte). Con Hector Montero pidiendo primero a tres muchachos para que lo cuiden de la bronca de Baratta y luego haciendo como que se refrescaba sus genitales con agua cuando María La Rosa le pedía "más respeto" a los gritos, en el recinto. Con Di Masi explicando que él votaba el impuestazo para resguardar a los "50 empleados que tengo en el municipio". Y con un presidente del cuerpo, Hector Bonfiglio que se cree que está al frente de una división del secundario y no de un cuerpo legislativo.