por Gonzalo Ledesma *
@gonzoledesma / gonzo.lds@outlook.comEl 20 de Noviembre se celebra el día de la Soberanía Nacional, conmemorando aquel día de 1845 conocido como “La Vuelta de Obligado”. Por ese entonces, dos potencias como Inglaterra y Francia buscaban invadirnos con el fin de continuar expandiendo su dominio imperialista por el mundo, ampliando sus mercados y, con ello, su rentabilidad. Sin embargo la resistencia popular no permitió que avancen y con el dolor de la gran cantidad de compatriotas que dejaron su vida se logró defender el territorio nacional y con ello nuestra soberanía no sólo territorial, sino también política y económica.
Con este motivo, en el día de ayer la Presidenta encabezó un acto en San Pedro, provincia de Buenos Aires. En su discurso hizo alusión a la línea de continuidad histórica del modelo kirchnerista con el de San Martín, Yrigoyen, el de Perón y Eva, entre otros. También dijo que los herederos de esa línea histórica eramos los jóvenes.
Pero, por supuesto, no podía Cristina dejar de hacer alusión al paro general que se convocó durante el día de ayer, por las dos principales centrales de trabajadores, así como diversas organizaciones sociales y del que participaron miles de trabajadores. Y no podía dejar de hablar porque los hechos fueron contundentes.
Las calles estuvieron vacías. Pararon los trenes, y varias líneas de colectivo y subte. Y se
realizaron varios cortes en los principales accesos.Se refirió al respecto sosteniendo que si bien estaba de acuerdo con el legítimo derecho de huelga, el paro de hoy, no había sido una huelga, tampoco un piquete, sino cortes aislados de algunos extorsionadores y manipuladores.
Dejando de lado las contradicciones discursivas entre tener derecho a reclamar y convertirse de hecho en un extorsionador por hacerlo, nos surgen enseguida algunos interrogantes. ¿La soberanía no reside en el pueblo? ¿Defender la soberanía no es defender a nuestro pueblo?
Si es así, nos preguntamos entonces por qué se permitió e impulsó desde el kirchnerismo la ley antiterrorista, que criminaliza claramente la protesta social y permite la represión indiscriminada de aquellos que, según la Presidenta, se manifiestan en su legítimo derecho.
En su discurso, la Presidenta decía que “los argentinos quieren laburar”. ¿Cómo vamos a estar en contra de que nuestro pueblo trabaje? Pero ¿En qué condiciones? ¿Por qué un gobierno que festeja el Día de la Soberanía Nacional mantiene el trabajo precarizado como así también el trabajo en negro casi en un 50%? ¿Los salarios son dignos? ¿La terciarización es un invento?
Basta caminar un poco por nuestros barrios para toparse con la evidente inflación, sin embargo se niega sistemáticamente Invitamos a la Señora Presidenta y a sus funcionarios a patear los barrios, a visitar los comercios y hablar con los vecinos y ver las maravillas que tienen que hacer muchas familias para llegar a fin de mes.
El paro nacional del pasado martes fue genuino, y los reclamos más que legítimos y resulta lamentable la actitud de los funcionarios que desatienden el descontento de los trabajadores y trabajadoras. Esa actitud los sitúa en el mismo lugar que ellos critican, una actitud y un discurso de corte neoliberal y menemista.
Hablan de soberanía nacional y las empresas transnacionales saquean nuestros naturales, como así tampoco podemos obviar la llegada de Monsanto y una ley hecha a su medida. Una ley que nuevamente beneficia a las corporaciones y atenta contra los pequeños productores. Entonces nos preguntamos: La soberanía alimentaria ¿Dónde está?
Defender la soberanía, es defender la soberanía de nuestro pueblo. Defender a nuestro pueblo. Y nuestro pueblo es un pueblo trabajador. Defender a los trabajadores no es sinónimo de votar una ley como la de ART, que restringe derechos laborales, legislación que ha sido votada junto al PRO. Defender a los trabajadores es garantizar el pleno empleo, con salarios dignos que nos permitan llegar a fin de mes. Es cobrarles impuestos a los que más tienen. Es terminar con el trabajo precarizado y no registrado. Es redistribuir la riqueza. Es también defender a los trabajadores retirados, garantizando jubilaciones dignas. Soberanía es justicia social.
Para el gobierno y la lógica con la que se maneja, el paro de ayer martes, como la movilización de principio mes son intentos de golpe de estado, maniobras desestabilizadoras que atentan al proyecto nacional y popular. Ese mismo proyecto que no tiene la voluntad política de hacer ley la asignación universal por hijo, ese mismo proyecto que criminaliza la protesta social como sucedió hace un par de meses en Panamericana. El proyecto que apaña a nefastos como Gioja, Insfrán y Othacehé, entre otros. Un proyecto que habla de diversidad de voces, pero que no garantiza el espacio para los medios comunitarios de comunicación ya que es evidente que en el debate que están dando alrededor de la ley de medios solo hay lugar para las corporaciones. Un proyecto cuya la política habitacional es una cuestión de azar.
No queremos solamente conmemorar fechas históricas, apropiándonos de las banderas de distintos luchadores de nuestro pueblo para vanagloriarnos de lo patriota que somos. Queremos defender a nuestra patria hoy. Luchar por nuestra patria hoy. Queremos aprender de nuestra historia para no cometer los mismos errores y hacer que la rueda gire hacia delante.
Queremos un país justo, que es el que construyen día a día las mujeres y hombres de nuestro pueblo, los trabajadores. Esa es la mejor defensa de nuestra soberanía, la que no se queda en el discurso, sino aquella que se hace carne en nuestro quehacer cotidiano.
(*) Integrante de Libres del Sur Lanús