miércoles, 28 de noviembre de 2012

Los únicos privilegiados ...


por Eduardo Moltedo*

En 1951 recibí mi primer y único juguete de la Fundación Eva Perón. Era de madera y se entregaba a todo niño que se presentaba en el Correo de Escalada oeste. Por supuesto que para llegar tuve que recorrer más de 30 cuadras por lo que terminé perdido y ayudado por un policía. Corrió mucha agua bajo el puente y recién en 1994, se plasmó en el artículo 75º inciso 22 de la Constitución Nacional el reconocimiento de los derechos humanos que ya estaban establecidos desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Se tuvo que reformar la Carta Magna, para hacerla a medida del hoy anciano pero no menos responsable del desastre, llamado Carlos Saúl Menem, quedando el beneficio social del articulo antes mencionado. Pero eso solo no cambió en nada la vida a la sociedad y en especial a los niños. 
  Hace unos días viajé hasta la costa de Quilmes, y pude apreciar que hay más carros y caballos que autos. También viajé por Camino Belgrano desde Florencio Varela a Lanús y si me lo contaban no creía que estabamos tan mal. Ya no hay pobres, hay pobres de toda pobreza, con el agravante que la mayoría son pequeños que se están criando en pésimas condiciones de alimentación, salud y educación. Hoy estuve en una exposición realizada en el Municipio de Lanús, a raíz de la aprobación de la ley del Abogado del niño impulsada por la diputaba Natalia Gradaschi. Vi unos 15 puestitos propios del tercer mundo y unos 20 pibes jugando con guardapolvos bajo los árboles. Le pregunté a una vieja maestra y solo atinó a
decirme: “Nos hicieron venir de raje”.
 Salí y al cruzar Hipólito Yrigoyen pasó un carro cartonero con caballo, al mando de dos menores que andaban sin respetar los semáforos y haciendo sufrir el animal. Pregunto: ¿La señora diputada o el señor intendente no ven lo que un simple vecino observa? Por favor, vamos a cumplir 30 años desde el anhelado regreso a la democracia y lo que nos están dejando es muy poco. 
lo mínimo que tendrían que hacer es dar salud, entendiendo ello no como la ausencia de enfermedades sino como la capacidad de mantener el bienestar fisico, psiquico y social como lo establece la Organización Mundial de la Salud. 

  (*) Comisario inspector (RA)