por Marcelo Calvente
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Opaco, irregular, sin grandes equipos ni figuras destacadas, el Torneo Inicial del fútbol argentino es una competencia apasionante, única en el mundo de las grandes ligas por la paridad de fuerzas entre la mayoría de los competidores, esa singularidad le aporta la tensión que el juego no despierta, ningún resultado puede asegurarse de antemano, ninguna sorpresa puede considerarse como tal, si se observa la irregularidad de las campañas de todos y cada uno. Unión está último con cuatro puntos producto de cuatro empates, Tigre lo antecede con 6, ninguno de los dos han ganado aún y pereciera que están un escalón debajo de la media. Pero observando bien, siete de las nueve derrotas que sufrió Unión fueron por la mínima diferencia. Sus dirigentes no han rifado el patrimonio institucional para suplantar a las figuras que emigraron, lo mismo hicieron los de Tigre, con un poco más de fortuna ambos habrían sumado más puntos. E incluso los de Victoria, inesperadamente, están a un paso de clasificar a semifinales de la Copa Sudamericana.
Newell’s lideró desde la primera fecha y a simple vista es el más regular. Al cabo de 13 presentaciones continúa invicto, seguramente dará lucha hasta el final. Pero como también pelea en la tabla de la permanencia, nunca tuvo convicción de campeón. En varias oportunidades, como ayer en Mendoza, con todo a favor, se enamoró del punto que suma
para la tabla de abajo pero que resta para la de arriba. El equipo de Martino se puso en ventaja a los 3 minutos de juego, y el local se quedó con un jugador menos desde antes del final de la etapa inicial. En vez de cerrar el partido, Newell’s se replegó para defender la ventaja pero sin solvencia, aferrado al sufrimiento permitió que Godoy Cruz alcance la igualdad y hasta pudo perderlo. Tres de sus seis inmediatos perseguidores, Vélez (26), Belgrano (25) y Boca (22) vencieron por goleada, dejando una muy buena imagen, los dos primeros en condición de visitante, pero en los tres casos, aún la marcha es endeble. Vélez, de buen arranque, había perdido de local ante Lanús en la 3ª fecha. De la 4ª a la 8ª ganó cuatro y empató uno, parecía afirmarse en la lucha, pero en la novena, en el Fortín de Liniers, lo goleó el impredecible Colón y en la décima cayó ante Newell’s en Rosario. Parecía que se caía, pero se recuperó con dos victorias ajustadas sobre Tigre y Racing, y se prendió de nuevo el último sábado con la goleada ante Arsenal.
Belgrano había arrancado flojito, pero en las últimas ocho fechas ganó siete y solo empató con Quilmes en su visita al sur del Gran Bs. As. Es uno de los que llega con mejor racha, y recibe a un Argentinos que perdió rumbo y entrenador. Su escenario repleto y el aliento de su público significarán una presión extra sobre el plantel humilde del Pirata, pero si suma tres más se afirmará como gran candidato. Lo mismo le pasará a Newell’s recibiendo a Quilmes, jugará con el aliento de sus muchos perseguidores en la nuca, el tiempo de juego y la ansiedad de su gente, si no abre pronto el marcador, pesarán en los botines de los players. Lo de Boca es muy particular: Perdió en el debut ante Quilmes, pero entre la 2ª y la 7ª fecha, en medio de la crisis desatada por Riquelme, con peleas internas, con el técnico en la mira y jugando a nada, logró cinco victorias y un empate. Lanús lo derrotó claramente en la 8ª y le generó una crisis de conciencia: Su verdadero nivel quedó expuesto. Luego sumó dos empates y una derrota para llegar al Monumental de nuevo en la cuerda floja. Todo estaba perdido para Boca y para Falcioni, 0-2 abajo a quince del final, pero de casualidad obtuvo en tiempo de descuento un empate milagroso que lo revivió, y en la victoria clara ante San Lorenzo se mostró renovado y optimista. Tiene que ir a Santa Fe, recibir a Newell’s, visitar a Vélez y recibir a Racing, será árbitro y protagonista fundamental del tramo final de un torneo que augura sorpresas, deserciones y arremetidas.
Racing y Lanús jugaban al cierre de esta edición completando la 13ª fecha con la obligación de ganar para seguir en el lote de perseguidores. La Academia visita a Tigre
-que está con la cabeza en la Copa y sin demasiados contratiempos en la tabla del miedo- y luego recibe al indescifrable Arsenal. Viene jugando por debajo de lo esperado en el arranque, cuando todos lo daban como candidato, debido a las muchas incorporaciones que sus dirigentes realizaron vaya uno a saber con que dinero. No obstante, de sumar los seis puntos será un firme candidato al título. Lanús enfrenta a Independiente, que también sigue con vida en la Copa, y luego será local consecutivamente ante Tigre y San Martín de San Juan. Si suma los nueve habrá escalado posiciones y deberá visitar a Belgrano, una verdadera final para ambos, a tres fechas del cierre.
Por ahora, ninguna derrota significa el fin de las ilusiones para nadie, porque este repaso deja en claro que todos los equipos tienen rachas cortas y dispares, ninguno garantiza triunfos ni buenos rendimientos, y varios ni siquiera tienen claros los objetivos que persiguen. En el tramo final, prevalecerá el que llegue más entero físicamente, el que tenga más convicción en el trabajo colectivo y el que encuentre el tan mentado equilibrio en el juego, la materia que todos se llevan previa. La emotividad que no se suele encontrar en los terrenos de juego está presente en el fixture, un sinuoso recorrido impredecible, la encrucijada de cada fecha que cada uno de los candidatos debe sortear de aquí hasta el final, sabiendo que da lo mismo ser local o visitante, ser puntero o colista, terminar con los once o quedarse con diez, porque en el fútbol argentino, está más que claro, nunca nadie gana en la víspera.