sábado, 10 de noviembre de 2012

Algo huele mal en la Argentina


por Victor Lopreiato*

En nuestra Argentina, estamos acostumbrándonos a vivir situaciones cada vez más extrañas, los políticos, en general, se empeñan en tratar de hacernos creer que la cosa no es como lo vemos los ciudadanos de a pie, sino, que la cosa es: como se la presenta en distintos foros internacionales, en que nos encaminamos hacia una nueva región o una nueva Argentina, que despega, que iguala, que cura, que educa y que las cosas que no salen bien, siempre la culpa es  de otro, y estos otros, pueden ser externos (fondos buitres, países imperialistas, estados de bienestar venidos a menos, etcétera.), o también pueden ser internos (caseroleros, trabajadores que sienten disminuidos sus salarios por tributar ganancias, personas que marchan por seguridad, libertad, justicia, etcétera).
Sin dudas, tenemos muchos problemas, pero hoy, me gustaría tomar uno de los problemas más serios que tenemos, y ver como lo resuelven en otras partes del mundo. El problema que planteo es el de la basura, uno de los conflictos actuales más importantes y seguramente que en un futuro cercano será prioritario, por las ramificaciones sanitarias y medioambientales, que de este tema pueden derivarse fundamentalmente.
Suecia es uno de esos países que ni es imperialista, ni trata de convertirse en un país líder de occidente, pero, es el país que tiene en estos momentos un serio conflicto porque debe importar basura de otros países europeos, dado que la basura que ellos tienen la reciclan en un altísimo porcentaje y con el resto generan energía que provee de calefacción urbana al 20% del país unos 810.000 hogares, y aprovisionan de electricidad a unas 250.000 familias sobre un total de 4,6 millones. Pero por cuestiones de conciencia ambientalista, la cantidad de
residuos, ha disminuido considerablemente y es por ello que el gobierno sueco, se ve forzado a importar basura del resto de Europa. En estos momentos Suecia necesita recibir anualmente unas 800 mil toneladas de sus países vecinos. Cada ciudadano europeo produce seis toneladas al año, mientras que cada sueco genera media tonelada en el mismo período.
Noruega es el país que más basura envía a Suecia. Y Suecia, por lo tanto, se beneficia con una compensación económica por recibir ese tipo de cargamento y al mismo tiempo tiene un convenio para venderles a los noruegos los restos contaminantes “metales pesados”, que se generan, como residuos de la incineración. Desde la Agencia de Protección Medioambiental de Suecia, dijeron hace unos días “Tenemos más capacidad que producción de basura utilizable para su incineración”. Pero reconocen que la cantidad es insuficiente por lo que se espera en los próximos meses, poder establecer convenios para recibir la basura de Italia, Rumania, Bulgaria y los países balcánicos.
Nosotros vemos atónitos, que en Capital Federal y en el conurbano bonaerense, existe, una cantidad casi infinita de basura, y me pregunto: ¿A ningún funcionario, se le ocurrió pensar que hacen en otros países con este problema?, ¿A nadie le interesa que pasara en la argentina en los próximos 20 años?, es importante pensar en el 8N, el 7D, y otras fechas más, casi podríamos escribir 365 fechas importantes empezando por el 1E y terminando con el 31D, pero ¿y el futuro?
     (*) Ejerce como profesor de matemática en escuelas de Lanús