por Omar Dalponte
nuevospropositos@hotmail.comQuienes semanalmente siguen nuestras notas pueden comprobar, compartiendo o no nuestras opiniones, que todo lo que que afirmamos lo hacemos en base a informaciones objetivas y que, de acuerdo a ellas, elaboramos una línea de análisis. También, dicho esto sin ninguna vanidad, a lo largo de nuestra tarea en el territorio de las opiniones anticipamos algunos episodios que los hechos, después, confirmaron y nos dieron la razón. Nuestro archivo -que no es pequeño pues acumulamos el trabajo de
muchos años- está siempre a disposición de nuestros lectores. Esto lo hemos ofrecido en reiteradas ocasiones y con no poco orgullo nos permitimos comentar que nuestros viejos “papeles amarillos” han sido y son consultados por jóvenes que han elegido cursar la carrera de periodismo en diferentes casas de estudio. Analizar, opinar e informar en base a la verdad -aumque a veces lo hayamos hecho en tonos elevados- ha sido nuestra norma de trabajo en los diferentes medios en que hemos colaborado y colaboramos.El análisis fundamentado en la investigación, la opinión respaldada por esa tarea previa y la información respondiendo a los hechos tal cual ocurren, nos ha permitido ser comunicadores creíbles durante los cincuenta años de actividad repartidos en radio, en algunos programas de televisión y principalmente en la gráfica. Por lo menos así dicen muchos de quienes tienen la paciencia de leernos o escucharnos, coincidiendo o no con nuestras ideas.
Hoy, como en tantos otros momentos de nuestra historia, estamos frente a un sector del periodismo que miente descaradamente dejando al desnudo una muestra vergonzosa de servilismo a las corporaciones económicas, financieras y de las comunicaciones. Claro que esto no se hace gratuitamente. No tenemos dudas de que estos personajes de la farsa mediática, por estos días hacen crecer sus cuentas bancarias asegurando sus garbanzos por largo tiempo. Lamentablemente esta práctica de distorsión de la realidad se ha extendido de tal manera que muchos programas radiales, televisivos y más de un periódico están obligados a contrarrestar tanta falacia empleando un tiempo que bien podría destinarse a cuestiones mas agradables y constructivas.
También la costumbre de fabular se ha hecho carne en no pocos medios locales en los cuales se vive presagiando, divisiones, enfrentamientos y cuanta cosa negativa algunos desean que ocurra en la vida de las organizaciones políticas. Copiada de “los que juegan en primera” y llevada a la práctica con escasa calidad en materia de comunicación, quienes se autotitulan “periodistas”, con esta manera de macanear frente a un micrófono o desde cualquier hoja impresa, tal vez piensen que pueden pasar al estrellato por un golpe de suerte. O probablemente crean que ladrando a la intemperie puedan tener la oportunidad de alcanzar un puestito municipal. Tengamos en cuenta que para ciertos seres no hay mucha diferencia entre una puerta y una hendija.
Uno piensa que hay que ser más respetuosos con la gente que mira, lee o escucha. Y no presentar como una tragedia o un hecho fenomenal cualquier minucia de la política. Que ocurran movimientos en las diferentes organizaciones políticas, el pase de un sector a otro, la ruptura de alianzas, nuevos acuerdos, acercamientos o distanciamientos no imaginados o cualquier episodio que mueva los tableros dentro o fuera de las distintas carpas partidarias, son cosas absolutamente naturales en una democracia como la nuestra. A partir de la finalización del tiempo en que en nuestra Argentina predominaba el bipartidismo, acompañado en aquel entonces por un par de fuerzas electoralmente bastante modestas, los cambios de lugar y las modificaciones en los partidos, frentes u otra forma de construcción política han sido moneda corriente en el escenario nacional.
Que si fulano hoy se separa de mengano o tal o cual personaje cambia de bando no es noticia. A ninguno de nuestros vecinos se le mueve un pelo por este tipo de temas. Y si alguien siente alguna preocupación por el posicionamiento partidario de determinado dirigente debe entender que cada quien es dueño de hacer con su nariz un pito y que, al final, las aspiraciones personales o de grupo hoy se resuelven democráticamente en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias que se realizarán aproximadamente dentro de un año.
Mientras tanto, quienes por esas cosas de la vida tenemos la oportunidad de publicar nuestras opiniones, tenemos a mano no pocos temas para comentar
y compartir con los lectores. En notas anteriores caracterizamos el amotinamiento de algunos miembros de la Prefectura y de la Gendarmería Nacional como un movimiento con claras intenciones destituyentes. También dijimos que frente a ese amotinamiento había que proceder con el máximo rigor y sancionar severamente a los responsables de semejante desatino. Afortunadamente la cuestión está en vías de solución y el grupito de cabecillas, de ahora en más, tendrá que dedicarse a trabajar en otros oficios que no tengan que ver con las instituciones armadas. Esperemos que no se conviertan en lo que ya conocemos como “mano de obra desocupada” poniéndose al servicio del gatillo fácil u otras cosas por el estilo. Para evitar esta posibilidad, de aquí en adelante habrá que seguir de cerca las vidas de estos personajes. Puede parecer exagerado, pero frente a la realidad de treinta mil desaparecidos cabe bien el refrán que dice: “el que se quema con leche ve una vaca y llora”. Algunos ya forman parte del elenco permanente de invitados opositores en programas reaccionarios como el de la momia académica Mariano Grondona. Una buena vía para lograr ser candidatos de la derecha en próximas elecciones.
Otro tema que reforzó nuestros argumentos respecto a las intenciones de golpe de estado por parte de los grupos enemigos del gobierno nacional, fue el relativo a la Fragata Libertad retenida en el puerto de Ghana, un país del oeste de Africa. Aquí, personal superior de la Armada Argentina tuvo responsabilidad en este hecho que también se suma a generar intranquilidad en simultáneo con la preparación de otros movimientos que pueden llevarse a cabo en los próximos días.
Ninguna de estas situaciones que traen preocupación alterando la normalidad en nuestro país son producto de la casualidad. Todas forman parte de una escalada que consiste en poner obstáculo trás obstáculo para dificultar la gestión del gobierno cuando aún faltan tres años para su finalización de acuerdo a la Constitución Nacional. En otros tramos de nuestra historia hemos visto cosas parecidas iniciadas como inofensivas y que luego se convirtieron en tragedia. Ahora estamos obligados a no bajar la guardia.
(*) Dirigente de Iniciativa Socialista