sábado, 15 de septiembre de 2012

Pelear en el terreno que ellos eligieron en respaldo del modelo K


por Omar Dalponte

 nuevospropositos@hotmail.com

El jueves pasado, en diferentes lugares de nuestro país, hubo manifestaciones contrarias al gobierno nacional. La efectuada en la ciudad de Buenos Aires fue, en número, agresividad y nivel de odio la más importante. Respecto a estas manifestaciones, a dos o tres días de su realización, se han derramado baldes de tinta y se han lanzado millones de palabras para interpretar el sentido y el efecto de las mismas. Entonces uno, que este tipo de acontecimientos los ha visto miles de veces, se pregunta por qué tanto barullo ante un hecho que, en democracia, es absolutamente normal.
Cada vez ( y no fueron muchas) que un gobierno popular dirige los destinos del país, hay sectores de la sociedad que - generalmente inducidos por las clases dominantes que los mandan al frente como peones de brega - desfilan por las calles con sus odios y rencores a cuesta. Estos sectores donde se mezclan porciones de clase media (ese medio pelo del que habló Arturo Jauretche) con facsistas "all uso nostro", tilingos de distintas procedencias, politiqueros oportunistas de los que abundan cuando creen que los ríos están revueltos y se hacen ilusiones de pescar aunque sea un poquito, han aparecido en los tiempos de Yrigoyen, también durante el primer peronismo y -naturalmente- cacarean nuevamente en esta etapa que comenzó en el año 2003 dentro de la cual el pueblo (nosotros, la negrada K a quienes ellos desean incinerar) hemos podido lograr algo en el reparto de la torta gracias a Néstor y Cristina Kirchner.
Nada nuevo bajo el sol. Muchos de los que en estos días han salido a gritar su impotencia y descargar sus miserias del mismo modo que lo hicieron quienes los precedieron históricamente, crean una situación que, más temprano que tarde les resultará adversa. A estas "movilizaciones" que de espontáneo no tienen nada porque son pensadas, dirigidas y luego amplificadas por quienes mueven las palancas desde los centros de poder económicos y financieros, hay que responderles -con el mismo derecho- produciendo movilizaciones populares y ganando las calles en defensa del proyecto nacional y popular que, sin lugar a dudas, a dignificado al pueblo y colocado a la Argentina en la senda del progreso.
A diferencia de la tilinguería cuya principal aspiración es parecerse a "los de arriba" - cosa que jamás lograrán- y salen a proponer la muerte de la presidenta y a insultarnos de la peor manera debemos oponer nuestras propuestas para reafirmar el modelo peronista kirchnerista: reforma de la Constitución Nacional , reelección de Cristina Fernández de Kirchner, sanción de la ley que permita votar a los jóvenes de 16 años, reafirmación de la política económica, sanción de la ley de Servicios Financieros para el Desarrollo Económico y Social que propone el diputado nacional Carlos Heller tienen que ser -entre otras- banderas que es necesario levantar para ayudar a construir un país en serio. Para que podamos concretar todos estos temas o gran parte de ellos es imprescindible triunfar en las elecciones del año próximo, lo cual nos obliga a unirnos, organizarnos y movilizarnos como nos exige este instante en que las provocaciones que vienen desde la vereda opuesta deben ser respondidas en el terreno que ellos han elegido. Las calles y cuanta tribuna tengamos a mano.
Aquí, hasta llegar al 7 de diciembre en que comenzará a regir plenamente la Ley de Medios se intentará por parte de los enemigos del pueblo, una escalada de violencia que, además de la verbal, bien puede materializarse en la concreción de algún hecho trágico para el que, a quienes defienden intereses inconfesables, no les falta poder económico ni la utilización de mano de obra. Antecedentes en nuestra historia hay a montones. En estos días no por casualidad, antes de juntarse el ramillete de histéricas e histéricos que vociferaron en gran forma y estilo, se publicó en la tapa de la revista "Noticias" un dibujo agraviante hacia la presidenta de la República con el mismo nivel de perversidad al que llegaron los peores torturadores de los años de terror. Toda una movida con claras intenciones destituyentes.
La desesperación de las clases dominantes por el avance del pueblo puede derivar en cualquier locura. Ya vimos: son capaces de producir concentraciones por el odio pero como carecen de representatividad política bien pueden apelar a métodos extremos de la misma manera que, en otros tiempos, lo hicieron sumergiendo al país en una horrible tragedia.
Hoy la derecha carece de liderazgo. Su principal referente no es precisamente un dechado de virtudes. Sinceramente, si nuestra política ha parido a un hombre limitado ese es Mauricio Macri. Se puede ser conservador y de derecha pero al mismo tiempo tener una preparación adecuada para debatir, proponer, gestionar y desde ahí plantarse con aspiraciones para gobernar el país. No es el caso del titular del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires quien -como todo parece indicar- va a llegar muy debilitado a las elecciones de 2015.
Hasta ahora algunas cosas le han salido bien como es haber obtenido el favor de más de la mitad de los portenos. Pero la pésima administración de la Ciudad de Buenos Aires seguramente le jugará en contra cuando llegue la hora de votar. Hay que tener en cuenta que las buenas elecciones anteriores del macrismo se deben más al odio de los porteños hacia el kirchnerismo que por virtudes de Maurico Macri.
En Lanús también se han efectuado marchas importantes. Seguramente muchos vecinos han participado con las mejores intenciones pero, en medio de ellos, estuvieron presentes ciertos rostros que nada tienen que ver con la democracia ni con los justos reclamos sobre los cuales se montan.
Por ello es altamente positivo que Néstor Grindetti y Jorge Schiavone del PRO, junto a otros referentes de la oposición política hayan participado, junto al intendente Darío Díaz Pérez, en una reunión pública como paso inicial para mantener un diálogo que, de continuar, seguramente será beneficioso para todos los lanusenses. Es necesario aislar a los destituyentes que, sin posibilidades electorales, intentan desestabilizar a gobiernos legítimos que están donde están por voluntad del voto popular. Para esta lucha es necesario organizar respuestas masivas que demuestren con claridad como pensamos y que queremos las mayorías nacionales. A la unidad y organización hay que agregarle, no como consigna sino como realidad palpable, la movilización de los sectores populares. Ese es el camino.
  (*) Dirigente de Iniciativa Socialista