martes, 7 de agosto de 2012

La semana en pocas palabras


Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

El cepo cambiario y la transición hacia un mercado pesificado continúan pasándole factura a la actividad inmobiliaria. Según datos del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, la cantidad de operaciones de compra-venta de inmuebles se contrajo un 17% anual en junio, en lo que fue su séptima baja consecutiva.
Asimismo, arrastrada por la menor venta de inmuebles, la construcción también continuó con su derrotero bajista. De acuerdo a las mediciones oficiales, el sector redujo su actividad un 1,6% anual en junio, acumulando una caída de casi 1% en la primera mitad del año. Esta tendencia se profundizaría en los próximos meses si se considera la evolución de los permisos de edificación, los cuales en la Capital Federal acumulan una baja de 46% en lo 

que va del 2012.
Paralelamente, los indicadores de consumo, que hasta hace poco eran unos de los pocos que se mantenían al alza, comenzaron a emitir señales mixtas en junio. Por un lado, las ventas en shoppings subieron un 8% anual en términos reales, a la vez que las ventas en supermercados sostuvieron un incremento del 3%. Sin embargo, el relevamiento de CAME (el cual mide las ventas en comercios pequeños, medianos y grandes), registró una caída del 6,8% en el mismo período.
Esta dicotomía entre los indicadores de consumo estaría señalando que el enfriamiento de la actividad agregada está golpeando con más fuerza a los comercios medianos y pequeños (algo que se observa en el número creciente de locales comerciales vacíos y en alquiler), a los cuales les cuesta competir con los descuentos de las grandes tiendas y centros de compra (con más espaldas para operar con menores márgenes unitarios, a fuerza de un mayor volumen de ventas).
En este contexto recesivo, la buena noticia para la economía real provino -en varias semanas- del exterior. Se trata de una fuerte recuperación de las ventas de autos 0km en Brasil, que se expandieron un 22% anual en julio, en respuesta al programa de incentivo sectorial lanzando por el gobierno de Dilma Rousseff ante la crisis global. Como resultado, el mes pasado se alcanzó un record histórico de 351 mil vehículos vendidos, una cifra que -para tener una idea de magnitudes- representa la producción de todas las terminales radicadas en Argentina en lo que va del corriente año.
Este rebote de la demanda de autos en Brasil enciende una luz al final del túnel para la golpeada industria automotriz local, principal responsable del derrumbe de la producción manufacturera en el primer semestre. Debe recordarse que la producción de autos se contrajo un 34% a/a en junio, arrastrada por las menores exportaciones (-36% a/a). Más de la mitad de los autos fabricados localmente se exportan, destinándose ¾ partes a Brasil.
Esta dinámica sectorial posiblemente mejorará los registros de producción industrial en el segundo semestre, los cuales llegaron a caer en junio hasta un 7% anual según fuentes privadas. Lo mismo puede decirse de las perspectivas agrícolas para la próxima campaña. Todavía no está claro si las potenciales mejoras en estos dos sectores alcanzarán para compensar la inercia recesiva que todavía golpea a la construcción, la inversión y, en menor medida, al consumo.