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sábado, 18 de agosto de 2012

Ir por más. Cristina presidenta en 2015


Por Omar Dalponte* 

nuevospropositos@hotmail.com 

  Ir por más significa, entre otras cosas, tratar de modificar la Constitución Nacional para que Cristina Fernández de kirchner pueda ser reelecta en las elecciones del año 2015 si ella está de acuerdo y el peronismo kirchnerista y sus aliados así lo desearan. Cualquier limitación que exista para impedir que un ciudadano o ciudadana pueda presentar su candidatura a tal o cual cargo es absolutamente antidemocrático. Siempre y cuando estén habilitados para hacerlo por sus condiciones morales e intelectuales, cercenar esa posibilidad anula un principio básico de las libertades individuales. No hay ninguna razón valedera para que, por el sólo hecho de haberse desempeñado en

determinada función, una mujer o un hombre con aptitudes suficientes no pueda ser reelecto -sin interrupciones- todas las veces que lo desee. Es inaceptable que el pueblo pierda su derecho a elegir a quien quiera por los períodos que crea conveniente. 
El pueblo debe tener el derecho de elegir y rechazar, cuantas veces haya oportunidad de hacerlo, a quien se presente como candidato. Es totalmente injusto no permitir a las grandes mayorías optar a favor de quien se haya desempeñado eficientemente en su puesto. También es nocivo imposibilitar que, mediante el voto, se sancione al funcionario que hubiere defraudado a sus votantes. No hay que poner escollos para el veredicto de las urnas ni que por medio de artilugios leguleyos queden apartadas del camino, en forma transitoria o permanente, personas en plena actividad creadora con valores propios como para hacer importantes aportes al progreso de nuestro país. Toda norma que reste poder de decisión al pueblo es, sin duda, negativa por donde se la mire. 
El artículo 90 de la Constitución Nacional no permite que el presidente y vicepresidente de la Nación sean elegidos por más de dos períodos de cuatro años cada uno. Para volver a desempeñarse en ese cargo después del último mandato cumplido debe pasar un intervalo, establecido en este mismo artículo, igual al tiempo que dura la función. Por esta disposición, alguien que en el transcurso de ocho años haya realizado una gestión brillante, debe retirarse a cuarteles de invierno y su obra pierde continuidad. En la mayor parte de nuestra historia esta falta de continuidad ha sido fatal porque muchísimas veces, de una gestión a la otra, ha habido un giro de 180 grados y lo que era bueno y podía ser óptimo quedó sepultado causando graves sufrimientos al pueblo. ¡Ni que decir cuando los cambios ocurrieron por golpes de estado! 
Quienes adherimos al actual gobierno nacional que encabeza la doctora Cristina Fernández consideramos que su gestión, hasta el presente, ha sido excelente continuación de la realizada por Néstor Kirchner. Tenemos la seguridad -por fe en la conducción de la presidenta y por convicción ideológica- que los próximos años serán aún mejores. También tenemos la certeza que la oposición al actual modelo político, económico y social que ha levantado a nuestro país sobre los escombros dejados por las políticas neoliberales, será cada vez más dura por parte de los sectores hasta ahora dominantes que pretenden y luchan por un país para pocos. 
Del lado del peronismo kirchnerista está la fuerza de la juventud, muchísimas compañeras y compañeros con un alto grado de preparación, los sectores populares que antes penaban en el territorio de la marginalidad, una porción no pequeña del movimiento obrero organizado, un creciente prestigio en el ámbito internacional especialmente en la región latinoamericana, un fuerte apoyo de intelectuales comprometidos con la causa nacional y popular, el reconocimiento de pequeños y medianos empresarios que han podido recomponer sus comercios e industrias. También de una buena parcela del empresariado nacional que ha ganado terreno por poder abastecer al mercado interno con cierta facilidad y mejores ganancias. No pasa desapercibido que -además- nuestros empresarios están obteniendo buenos réditos en sus negocios de exportación dado que ya no compiten con la importación de basura que demolía a gran parte de nuestra industria. Argentina, tal como lo demuestran la infinidad de viajes al exterior y acuerdos comerciales logrados por la presidenta en compañía de decenas de empresarios locales,ha alcanzado una presencia y un prestigio en el plano internacional inimaginables en épocas de sirvientes de los imperialistas como fueron Menem y De la Rúa. 
En nuestra Argentina de hoy el trabajo y el ahorro genuino le está ganando a la especulación sin códigos de los usureros de aquí y de afuera. Hoy se cobran los salarios en tiempo y forma y no como en los momentos en que las patronales, con total impunidad, corrían el calendario de cobro de los trabajadores para colocar sus dineros en plazo fijo o la compra sin límites de dólares sucios. Hoy no se paga con vales ni con papeles que representaban moneda sin serlo. Acordémonos de los patacones y otras malas yerbas que degradaban al trabajador y lo sumían en la indignidad. Hoy en las fábricas y grandes comercios de nuestro país no se colocan cámaras en los baños para controlar al personal como en los tiempos en que Cavallo era, para beneficio y alegría de muy pocos, “el salvador de la patria” mientras los jubilados se morían de hambre deambulando por las calles de la República. ¿Acaso nos olvidamos de las luchas cotidianas y de los padecimientos de Norma Plá y de miles de nuestros queridos y sufridos viejos?. 
Si nuestro país continúa en ascenso por la acción de un gobierno y la capacidad de esta presidenta ¿por qué no poder reelegirla cuando temine su mandato? La Constitución Nacional no tiene por que ser intocable y con más razón cuando el mundo avanza a pasos agigantados en el terreno de la ciencia y de la técnica. Los elementos que rigen la vida institucional del país deben ser actualizados y adaptados a la vertiginosidad y exigencia de los tiempos modernos. Si para la Argentina es necesario que continúe su obra un determinado gobierno tiene que ser el pueblo, en ejercicio pleno de sus derechos, quien decida con total libertad y sin trabas. Porque esa libertad es letra muerta si no se la puede practicar efectivamente. 
En la vereda de enfrente muestran sus dientes los que resisten con todos los medios a su alcance al avance hacia la justicia social, la soberanía política y la independencia económica de la República.Es decir: los que se oponen al peronismo kirchnerista desde las vetustas posiciones gorilas. Por eso se juntan la Sociedad Rural con sus hijos y entenados buscando aglutinar en un “polo opositor” a diversos representantes de la fauna adversaria del gobierno nacional. Lástima -lo decimos con profundo dolor- que a esa comparsa de la antipatria se sumen dirigentes del movimiento obrero y de algún partido político que bien podrían acompañar causas más nobles que las de los sectores concentrados de la economía enemigos tradicionales de las clases populares. 
Por eso es hora de hablar sin eufemismos. Con tiempo y decisión proponemos una reforma constitucional para adaptar la Constitucion Nacional a las necesidades del presente y garantizar que, si ella está dispuesta y el pueblo lo cree conveniente, la doctora Cristina Fernández pueda ser nuevamente candidata a la presidencia de la Nación en el año 2015. En la lucha por esta conquista es necesario pronunciarse con claridad. Nosotros lo hacemos. 
 (*) Miembro de Iniciativa Socialista