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sábado, 4 de agosto de 2012

Eva y Juan, Cristina y Néstor. Alegrías y tristezas


Por Omar Dalponte*  

Lo que nos quitan a veces vuelve multiplicado. El 26 de julio de 1952 falleció Eva Perón, la mujer más importante del siglo veinte nacida en la República Argentina. A partir de la hora 20:25 de ese día maldito, la gran mayoría de los argentinos perdimos la sonrisa por mucho tiempo. El golpe fue tremendo. El dolor del pueblo incomparable. Ese acontecimiento causó una tristeza infinita a millones de almas. Multitudes desoladas en medio del frío y de la lluvia no hallaban consuelo ante la pérdida de quien, en pocos años, con su lucha por la justicia social había calado hondo en el corazón de gran parte de los argentinos, especialmente en los sectores más humildes.   
  Nadie podía imaginar en medio de aquella congoja inmensa, que pocos meses después, el 19 de febrero de 1953, 

el milagro de la vida traería a otra mujer que, con maneras y estilo diferentes, pero con la misma pasión y coraje de Eva, sesenta años después provocaría también grandes amores por parte del pueblo y odios profundos desde los sectores dominantes. En la ciudad de La Plata, en aquel verano de mitad del siglo pasado nació una niña morochita de apellido Fernández a la que llamaron Cristina. El 25 de febrero de 1950, en Rio Gallegos, tierra de vientos y de frío en la Patagonia brava, nació Néstor Cárlos Kirchner. El mes de julio nos ha enlutado a los peronistas dos veces. En 1974, el dia 1, por el fallecimiento de Perón. El dia 26 del año 1952, por la muerte de Evita. En cambio febrero, con su temperatura elevada, nos premió dos veces: primero con Néstor, después con Cristina. 
  Las dos parejas ilustres han tenido vidas diferentes. Pero tuvieron en común ser peronistas y la lucha en beneficio del pueblo. Actuaron en tiempos diferentes. Cristina y Néstor no conocieron a Eva sino a través de lo que han leído y escuchado. Sí, siendo veinteañeros militantes, conocieron a Perón en el tramo final de la vida del general. Juan se quedó sin Eva cuando más la necesitaba. Cristina se quedó sin Néstor cuando su presencia era para ella y gran parte de los argentinos, absolutamente imprescindible. La relación de cada una de esas dos parejas estuvo signada por momentos felices y horas amargas. Ambas vivieron su propia historia de amor y pasión como protagonistas principalísimos en
tiempos vertiginosos. Frente a la desolación que trajo el terremoto ocurrido en la provincia de San Juan aquel fatidico día 15 de enero del año 1944, y ante la terrible realidad de las ruinas, la campaña de solidaridad con los sanjuaninos posibilitó el encuentro de Juan y Eva. El 22 de enero. pocos días después de la tragedia, en un festival realizado en el Luna Park para recaudar fondos por la reconstrucción de San Juan, comenzó una historia de amor que marcó a fuego la política argentina del siglo XX. Sobre los escombros de una ciudad herida gravemente floreció la dicha en dos almas egregias. El 29 de septiembre de ese año Lanús lograba su autonomía con el nombre de Partido 4 de Junio. El año siguiente -1945- sería el punto de partida hacia la felicidad del pueblo que el 17 de octubre decidiría ser artífice de su destino. El 22 de octubre de 1945 Juan y Eva se casan en Junin. Eva, principalmente luego del triunfo electoral de Juan sobre la oligarquía, el imperialismo y sus alcahuetes locales, entró decididamente en escena y pronto sería la figura política imponente y llama revolucionaria del Movimiento Nacional que aún sigue iluminando y entibiando los corazones de los más humildes. Transcurridos siete años inigualables e inolvidables Eva murió en plena juventud. Juan se bancó la soledad. Ya no podría acariciar la cabellera rubia antes de dormir. La dulce voz en los momentos del amor se apagó para siempre.Los discursos y mensajes al pueblo que llenaban el aire de pasión revolucionaria quedaron en el archivo de la memoria colectiva y en las grabaciones. Pero el General no estuvo sólo en su soledad. Lo acompañaron millones de trabajadores y le dieron fuerza suficiente para ser la figura central de la política aquí y desde el exilio. Fue el líder inigualable e indiscutido para las masas obreras. 
  Néstor y Cristina se conocieron en la primavera de 1974. Perón había muerto tres meses antes. Ellos se unieron en matrimonio el 9 de mayo de 1975, dos días después del 56° aniversario del nacimiento de Eva. Veintiocho años más tarde,el 25 de mayo de 2003, Néstor asumía como presidente electo de los argentinos. Carlos Menem, ex presidente y entregador máximo del patrimonio nacional desertaba cobardemente. No tuvo coraje de enfrentarlo en una segunda vuelta electoral. 
Cristina fue electa senadora por la provincia de Buenos Aires en el 2005. Néstor terminó su mandato en 2007. Cristina arrasó en las elecciones de ese año. La morochita nacida en La Plata 54 años atrás, se convirtió en la primera presidenta de los argentinos elegida pór el voto popular. La gran nave de la política con el timón compartido atravesó varias tormentas. La unión de los cuerpos fue de la mano con la unidad de concepción y acción política. Él terminaba donde empezaba ella y viceversa. Las mieles y el acibar del poder se repartieron en porciones desiguales. Hubo días dulces y otros amargos. Pero cuando uno sentía cerca la respiración del otro todo era más llevadero. Octubre ha sido también de luces y sombras. En algún octubre nació Perón. En otro asesinaron al Ché. En uno más lejano el pueblo “metió las patas en la fuente de Plaza de Mayo” y en aquel día ocurrido 67 años atrás la historia parió sin partera un hijo de la calle, un hijo del amor acunado por el canto maravilloso de las maravillosas voces del pueblo: el peronismo. Risas y lágrimas de octubre. En aquél la esperanza tuvo nombre y apellido: Juan Perón. Y hubo risas y lágrimas de alegría. En cambio, este octubre cercano se inundó con lágrimas de multitudes. Lágrimas de dolor auténtico. La muerte pegó un latigazo sobre millones de corazones en llaga viva. Rieron los miserables de la vida que siempre se alegran con la muerte de los grandes. Pero la risa de los canallas no es auténtica como la risa del pueblo. Es la risa de las hienas. 
Como un condor blanco que se eleva hacia las cumbres celestes, Néstor levantó vuelo ese terrible día 27 del décimo mes de 2010. Cristina se banca la soledad. La mano que apretó en los pasillos de la facultad platense en tiempos de militancia juvenil ya no aprieta su mano. Los brazos del hombre que la envolvieron tantas veces ya no la abrazan. Queda el amor y los recuerdos. La pasión compartida ya no es posible. Como no es posible la taza de té y la discusión despues de la cena. Pero Cristina no está sola en su desgarradora soledad. La vida siempre vence a la muerte. La acompañan millones de argentinos que lloran al Néstor compañero alzando los brazos, soñando futuros florecientes, inundando las calles de voluntades juveniles con su vitalidad y sus cantos. “Néstor no se murió...Néstor no se murió!!!”. “Somos los herederos de Perón y de Evita, somos la gloriosa juventud peronista, a pesar de las bombas, los compañeros muertos, los desaparecidos...no nos han vencido!!”. La historia continúa. El milagro de la vida, la belleza de la militancia, las fuerzas renovadoras del pueblo y los grandes paradigmas perduran, no desaparecen jamás, son eternos.. Juan, Eva y Néstor, tan nuestros y amados por nosotros, tan odiados por los profetas del odio, a pesar de las bombas , los compañeros muertos y los desaparecidos no han sido vencidos por la muerte. En medio de esta multitud de jóvenes, hijos amadísimos del peronismo kirchnerista, hay millones de juanes, evas, néstor y cristinas que alguna vez amarán, reirán, llorarán y seguirán haciendo flamear las banderas de Juan General del pueblo, de Eva compañera, de Néstor hermano y de Cristina coraje. Así será, seguramente, para goce el pueblo. Mientras esto ocurra y haya amaneceres luminosos, las hienas seguirán condenadas a su fealdad y su risa histérica. 
     (*) Dirigente de Iniciativa Socialista