por Marcelo Calvente
Con el título: Uun gesto de decencia, el colega Néstor Daniel Bova en su
indispensable libro “96 años de fútbol granate”, encabeza un pequeño recuadro
al pie de la página 232 el texto que sigue: "En
medio de la mala campaña, los directivos reciben una buena noticia: El jugador
Néstor Juan Canevari les pide rescindir su contrato, argumentando que a pesar
del esfuerzo realizado no estaba rindiendo conforme lo esperado, queriendo mostrarle
esta forma su agradecimiento a quienes tan bien lo habían tratado, y
demostrar
que no era su intención aprovecharse del contrato para ganar dinero sin poder
dar cumplimiento con lo prometido". Canevari, de cuyo fugaz paso por Lanús sólo pasará
a la historia el gesto que Bova rescata en su libro, jugó 5 partidos con la
granate en el torneo de Primera “B” de 1973 antes de su renunciamiento 39 años
después, el Pepe Sand, el goleador del equipo Campeón 2007, el que tenía todo para ser el máximo ídolo
granate, desprecia ese sitial con una actitud que pinta su verdadera
personalidad de cuerpo entero.
Al llegar a Lanús, con 27 años cumplidos y habiendo vestido 7 camisetas con
suerte dispar, la carrera de José Sand transitaba por el sendero sinuoso de la
irregularidad, con algunas campañas mejores que otras, pero sin poder romper el
cerco de la mediocridad. Fue al formar parte de aquel inolvidable equipo de
Ramón Cabrero, con Valeri, Blanco y Acosta como lugartenientes, con el que
logró ser campeón, clasificar a dos Copas Libertadores y consagrarse dos veces
consecutivas goleador del fútbol argentino. Dos años después de su llegada, en junio de 2009, luego de disputar 67 partidos y convirtir 50
goles, Lanús lo transfirió al Al-Ain de Arabia Saudita a cambio de 10 millones
de dólares. A pesar de haber convertido la notable marca de 59 goles en 63
cotejos disputados, Sand perdió la titularidad en la primera mitad de 2010.
Allí se produjo su primer acercamiento a la dirigencia de Lanús, durante unas
vacaciones en las que regresó con su esposa: Mientras se reunía con los
dirigentes para tratar de arreglar su contrato por una cifra millonaria,
declaraba en todos los medios que su intención era jugar en Lanús y que su
esposa, que por entonces estaba embarazada,
diera a luz en la Argentina ,
cosa que la misma señora se encargaba de transmitirle a los hinchas granates
con palabras cargadas de emotividad por medio de las redes sociales, generando
una presión a favor de su vuelta que caía como una enorme piedra sobre los
dirigentes encargados de defender los intereses de la institución. En eso,
llegó una oferta mejor de La
Coruña y toda la novela se desvaneció.
Los números hablan por si mismos sobre el paso del Pepe Sand por el equipo
gallego: Al cabo de doce meses, jugó 5 partidos sin poder marcar. En junio de
2011 repitió el procedimiento: Declaraba su amor incondicional por Lanús ante
los micrófonos, mientras en la mesa de negociaciones exigía para firmar sumas
impagables para el mercado local, y que además de las arcas del club se abonara
al dueño de su pase, el Al-Ain, una alta suma en concepto de resarcimiento. En
eso estaban cuando llegó la oferta de Tijuana que inmediatamente aceptó, no sin
antes declarar que la culpa era de los dirigentes de Lanús que le ofrecían a
los árabes “chaucha y palitos”…
Luego de una aceptable campaña -12 goles en 34 partidos- en la operación
retorno -que siempre lleva a cabo mientras un colega está ocupando el lugar que
él pretende- el procedimiento engañoso se repitió. En la última reunión
mantenida con el presidente granate, la exigencia del Pepe que tanto ama a
Lanús, al punto de no querer vestir otra camiseta en la Argentina que no sea la
granate, fue de 2.450.000 dólares, de los cuales 750.000 debían ser depositados
de manera inmediata en un paraíso fiscal del Caribe, lo que configuraría un
delito de evasión penado con cárcel para quien se hiciera cargo de semejante
dislate. Al final firmó con Racing Club, vaya uno a saber en que términos y
condiciones, por 2.400.000 dólares en billetes En esta ocasión, mientras negociaba con Russo
y aprovechando la por entonces incierta continuidad de la Unidad política que
finalmente se consagró con la fórmula Alejandro Maron-Carlos Monje, el inefable
“ídolo” declaró: “Nicolás Russo no quiere que yo juegue en Lanús, por suerte,
en diciembre vuelve Maron y ahí sí voy a pegar la vuelta".
Es sabido y probado que los jugadores han tomado por asalto el fútbol. Para
imponerse contaron con la inestimable ayuda de la televisión, que transformó un
partido de fútbol en un evento para que consuman millones de espectadores,
aportando grandes sumas que en su mayoría van a parar a los bolsillos de los
players, mientras los clubes siguen sumidos en el desorden y la bancarrota. Y
por sobre todo contaron con el respaldo del espectador común, sentimental, candoroso
y agradecido, que a los mejores suele permitirle todo, aunque con los mediocres
suele ser despiadado y feroz.
Lanús creció de manera vertiginosa en los últimos años, y se convirtió en
una mega economía que funciona sin fisuras, al menos hasta hoy. Creció tambien en
el aspecto deportivo hasta planos inimaginables no muchos años atrás: Campeón
Apertura 2007, participante habitual de los torneos internacionales, uno de los
cuatro mejores promedios de la última década, codo a codo con Boca, Vélez y Estudiantes.
Todo esto se hizo luchando sin cuartel contra las exigencias de ídolos como el
Pepe Sand, o el propio Diego Valeri, formado en la institución desde niño, que
trataron de doblegar un estilo de conducción cauto y medido apoyándose en el
cariño de la gente. Aunque no lo lograron, bien vale recordar el gesto del
ignoto Néstor Canevari, que nunca fue ídolo de la institución, al menos hasta
ahora.