Los vecinos, cansados de convivir con una verdadera laguna de aguas servidas, a causa de un desagüe que necesita trabajos de fondo en lugar de una destapadita cada muerte de obispo, cerraron el paso de la transitada calle Córdoba a la altura de Margarita Weild, en pleno centro de Lanús y a la vuelta del Concejo Deliberante.
Mientras tanto los funcionarios municipales siguen la fiesta del derroche a la que ningún concejal parece dispuesto a ponerle límites.