martes, 19 de junio de 2012
Campestres en baja, murguitas caceroleras y brillo presidencial
Por Omar Dalponte* nuevospropositos@hotmail.com
El paro de los campestres fue un fracaso. La política agropecuaria de nuestro gobierno hacia el sector va dando buenos resultados y parece ser que aunque los personajes de la Mesa de Enlace con la Sociedad Rural a la cabeza insistan con sus afanes destituyentes, los ruralistas
-ahora- piensan más de una vez antes de tomar medidas extremas que, en definitiva, no sirven a nadie y les hacen caer encima la bronca de la mayoría del pueblo. De todas formas siempre hay que prepararse por si hubiese nuevos intentos desestabilizadores. El peronismo kirchnerista tiene presencia en todo el territorio nacional y es conveniente que en cada pueblo la militancia realice actividades para informar, organizar a sus activos y prepararlos para poner límites a las patronales cuando éstas, en lugar de efectuar sus reclamos en el marco de las leyes, procuren interrumpir la circulación en las rutas y desabastecer a la población.
Siempre queda el recurso de responder a la violencia patronal con la liberación de los caminos y la ocupación de los establecimientos rurales para que produzcan como corresponde y necesita el país.
También quienes quedaron reducidos a la acción de un par de docenas de damas exaltadas y caballeros histéricos son los “guerrilleros urbanos” de las cacerolitas sonoras. Despues de la exhibición de vajilla en alguna esquina porteña, los “escuadrones” con armaduras de alta costura quedaron sólo como el recuerdo de unas murguitas más o
menos elegantes que descargaron sus nervios en las zonas acomodadas de la gran ciudad. No obstante su insignificancia no hay que olvidar que en este territorio donde gobierna la derecha ineficaz y prepotente es necesario no perder presencia en las calles. El kirchnerismo peronista tiene la obligación -si es que vamos a defender el modelo por todos los medios y no quedarnos en la cháchara vacua- de proponer y debatir las formas de movilización que resulten necesarias si la paquetería citadina se pasa de la raya y produce agresiones como cuando le rompió la crisma a un par de periodistas que sólo estaban cumpliendo con su trabajo.
Como contracara de los ruidos campestres y de la estupidez cacerolera nuestra presidenta una vez más brilló en los escenarios internacionales. La excelentísima exposición en defensa de nuestra Islas Malvinas ya forma parte de las piezas oratorias históricas que seguramente servirán de consulta a los estudiosos de estos temas y a quienes deban efectuar reclamos en los foros internacionales contra la prepotencia colonialista de cualquier potencia del mundo.
La disertación de Cristina Fernández en Nueva York, frente a empresarios en el centro del poder imperialista, por su contenido y por la forma en que la expresó la presidenta, tiene muy pocos antecedentes en nuestra historia más allá de los pronunciados por Néstor Kirchner en ámbitos
parecidos durante su mandato.
Únicamente algún necio puede negar la alta capacitación de Cristina para pensar y exponer respecto a temas muy diversos y complejos con diferencia de apenas unas horas. Afortunadamente han quedado muy atrás los tiempos en que un títere de los poderosos como fue Carlos Saúl Menem confundía los discursos y se convertía en el hazmereir de todo el mundo. Casi parece un irrealidad aquella época de papelones internacionales cuando, en este momento, los representantes de muchos países del globo aplauden de pie a nuestra principal representante.
Lo que no se puede ignorar en cualquier comentario de la actualidad es el anuncio reciente de un plan para la construcción de cuatrocientas mil viviendas. El impacto positivo que tendrá la realización de dicho plan en la economía nacional será importantísimo. Pero mucho más importante aún es que esta decisión del gobierno ayudará a resolver gran parte del problema habitacional en la Argentina y beneficiará a miles de familias que aún no tienen la seguridad de la casa propia. Además constituye un valioso precedente para acciones futuras por vivienda para todos como debe ser en un país con justicia social.
Si hacemos un balance de lo ocurrido en los últimos días llegaremos a la conclusión que, mientras los residuos de la oligarquía y sus cómplices pretenden desestabilizar al gobierno y al mismo tiempo que unos pocos descontrolados producen acciones violentas al compás del ruido de cacharros y del tintineo de su bijouterie de fantasía, el país real avanza y nuestra presencia e importancia a nivel internacional casi no tiene precedentes. Es la vida. Son los hechos.